Turquía busca dos objetivos con el acuerdo de alto el fuego en Siria negociado con Rusia: proteger sus intereses en ese antiguo territorio del Imperio otomano y apartar a Estados Unidos, con el que mantiene relaciones difíciles.
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Ankara cedió en Alepo. Así, el régimen de Bashar al Asad, protegido por Rusia, saborea la reconquista total de la segunda ciudad siria, a expensas de los rebeldes, aliados de Turquía.
Y es que Turquía quería ante todo conservar un margen de maniobra en el norte de Siria, donde lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) y las milicias kurdas.
El acuerdo de alto el fuego no limita en nada su ofensiva contra los yihadistas del EI ni contra los kurdos, que tratan de unificar las diferentes zonas que controlan en la frontera turca.
Estos dos frentes parecen ahora importarle más a Turquía que la caída de Al Asad, a quien el presidente, Recep Tayyip Erdogan, tildó repetidamente de “tirano con las manos llenas de sangre”.
La batalla de Alepo parece haber marcado un antes y un después: mientras las fuerzas del régimen sirio, apoyadas por Moscú, avanzaban hacia la segunda ciudad de Siria, Turquía se mantenía silenciosa.
“La política de Turquía frente a Al Asad ha fracasado claramente”, dijo a la AFP Mutjaba Rahman, del gabinete Eurasia Group; “pero Erdogan sigue luchando por mantener a los kurdos a raya y considera que cooperar con [Vladimir] Putin es la mejor manera de lograrlo”.
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– Una aproximación espectacular –
El alto el fuego apadrinado por Ankara y Moscú entró en vigor el jueves a medianoche y, por ahora, se respeta globalmente, pese a algunos combates cerca de Damasco. El acuerdo prevé además conversaciones de paz en Astana (Kazajistán).
La decisión fue anunciada tras varias semanas de intercambios secretos entre Rusia y la oposición siria en Ankara, con el gobierno turco como mediador.
Además, incluso el asesinato del embajador ruso en Turquía en Ankara el 19 de diciembre no hizo descarrilar las negociaciones, señal de la determinación de Rusia y Turquía.
Hace apenas un año, una cooperación semejante habría sido impensable. Ambos países protagonizaban entonces una grave crisis diplomática, después de que el ejército turco destruyera un avión ruso en la frontera siria.
Aún así, Erdogan y Putin se fueron acercando de forma espectacular, a medida que sus respectivas relaciones con Occidente se enfriaban.
– El acuerdo, antes de la toma de posesión de Trump –
Contrariamente a acuerdos anteriores de alto el fuego en Siria, Estados Unidos quedó visiblemente apartado de estas últimas negociaciones.
Erdogan saludó el jueves una “oportunidad histórica” de poner fin a la guerra, mientras Washington se limitó a calificarla de “una evolución positiva”.
Para Soner Cagaptay, analista del Washington Institute, Turquía se apresuró a concluir un acuerdo con Rusia antes de que asuma en enero el presidente electo, Donald Trump, quien no disimula su simpatía por Putin.
“Se sabe de antemano que Trump y Putin concluirán un acuerdo sobre Siria; Ankara así lo vio y se esforzó en obtener su propio acuerdo con Putin antes del [inicio de] la presidencia de Trump”, dijo a la AFP.
El pacto negociado por Turquía y Rusia se produce cuando las relaciones entre Ankara y Washington se hallan en horas bajas, especialmente tras el golpe de Estado fallido contra Erdogan en julio.
Turquía está además furiosa por el apoyo de Estados Unidos a las milicias kurdas que luchan contra el EI en Siria y acusa a Washington de armar a “organizaciones terroristas”.
Erdogan denunció también la ausencia de apoyo aéreo de la coalición internacional antiyihadista dirigida por Estados Unidos en Al Bab, bastión del EI que los rebeldes sirios, apoyados por el ejército turco, tratan de recuperar desde hace varias semanas.
El Estado Mayor turco anunció oportunamente este viernes que aviones rusos llevaron a cabo tres bombardeos en Al Bab esta semana.