Donald Trump, designado este miércoles “Personalidad del año” por la revista Time, nombró al gobernador de Iowa, Terry Branstad, un “viejo amigo” de China, como embajador en Pekín, cuyo gobierno ha sido blanco de ataques del presidente electo.
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“Las décadas de experiencia del gobernador Branstad en el servicio público y la larga relación con el presidente Xi Jinping y otros líderes chinos hacen de él la elección perfecta para ser el embajador de Estados Unidos ante China”, anunció Trump.
Branstad, de 70 años, tendrá la delicada tarea de representar a Washington en Pekín, luego de que Trump hiciera de China el blanco privilegiado de sus críticas, acusando al país de competencia desleal.
Branstad visitó China varias veces y ofreció una cena para Xi en Des Moines en 2012, nueve meses antes de que su huésped fuera elegido presidente.
Antes de su confirmación oficial, el portavoz de la diplomacia china calificó a Branstad como un “viejo amigo” de Pekín, expresando su deseo de que ello contribuya “al desarrollo de las relaciones bilaterales”.
La nominación de Branstad surge en medio de nuevas tensiones con China luego de que Trump dejara de lado casi cuatro décadas de protocolo diplomático la semana pasada, hablando directamente con la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen.
El hecho pudo provocar un serio incidente con Pekín, que mantiene su política de “Una China”, al considerar a Taiwán como parte de su territorio.
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– Nuevos puestos –
Los medios estadounidenses anunciaron también el miércoles la próxima nominación al frente del Departamento de Seguridad Interior del general retirado John Kelly, cuyo hijo murió en Afganistán. Sería el tercer general en el gabinete de Trump.
Los medios también hablaban del nombramiento del ministro de Justicia de Oklahoma, Scott Pruitt, a la cabeza de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), una decisión que ha motivado críticas, puesto que se trata de un escéptico del cambio climático cercano a la industria de las energías fósiles.
La asistente de Trump Kellyanne Conway dijo a la prensa que no podía ni afirmar ni desmentir la designación de Kelly, pero consideró que está cualificado para el puesto. Y aunque no confirmó claramente la nominación de Pruitt, respondió a las críticas diciendo que tiene “grandes cualidades y un buen recorrido como fiscal general de Oklahoma”.
Un nombramiento que sí fue oficial fue el de la empresaria y magnate Linda McMahon para dirigir la Small Business Administration, una posición a nivel de gabinete encargada de las pequeñas empresas.
Trump describió a McMahon, quien dirigió entre 1994 y 2010 la empresa World Wrestling Entertainment (WWE), de eventos de lucha libre profesional, como “una de las mejores ejecutivas del país”.
No obstante, toda la atención sigue puesta en el cargo de secretario de Estado.
Trump dijo a la cadena NBC que el republicano Mitt Romney todavía estaba en la lista, pero también hizo hincapié en los méritos del director ejecutivo de Eccon, Rex Tillerson, cuyo nombre aparece supuestamente entre los candidatos.
El presidente electo dijo estar “muy cerca” de tomar la decisión y que espera hacer el anuncio la próxima semana.
Trump también confirmó que había vendido todas las acciones de que disponía en junio, relajando los potenciales conflictos de interés con su grupo empresarial Trump Organization, que aseguró que ahora dirigirán sus hijos.
Por otra parte, a tono con la estrategia del futuro presidente, que ha hecho del retorno de empleos industriales al país su principal caballo de batalla, el grupo taiwanés Foxconn anunció una importante inversión en Estados Unidos.
Foxconn es el número uno mundial de la subcontratación electrónica, y entre otros arma los teléfonos inteligentes de Apple.
Además, Trump espera repatriar parte de la producción de Apple. El magnate inmobiliario dijo a la revista Time que habló con Tim Cook, presidente de la compañía californiana, expresándole su ambición “de ver a Apple construir una gran fábrica” en Estados Unidos, “la más grande y la mejor”.
Admitiendo que el título otorgado por Time de “Personalidad del año” es para él un “honor muy, muy grande”, discrepó con la revista, que lo califica como el “presidente de Estados desunidos de América”.
También en la NBC, el futuro mandatario dijo que “realmente le gusta” el presidente Barack Obama, y que incluso debatió con él algunas posibles nominaciones para su gobierno.
Un cambio radical para alguien que pasó años criticando al presidente demócrata y que incluso azuzó el debate sobre si Obama realmente había nacido en Estados Unidos.
“Tenemos muy buena química”, aseguró Trump.