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Pearl Harbor, punto de partida ficticio de la tercera guerra mundial

Un ataque sorpresa llevado a cabo contra Pearl Harbor captó la atención del Pentágono. Pero no fue el de 1941, sino el del comienzo de ‘Ghost Fleet’, una novela de ciencia ficción que da cuenta de un futuro conflicto que enfrenta a EEUU con China y Rusia.

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Varios altos oficiales estadounidenses recomendaron a sus subordinados que lean esa novela escrita por August Cole y P.W. Singer, publicada en 2015. Los autores fueron invitados en varias ocasiones a discutir con los soldados sobre su libro y el escenario que anticipa.

Los militares apreciaron esta novela, que cuenta al gran público lo que podría ser una guerra del futuro con drones, megaordenadores, hackers, lasers e incluso un corsario del espacio.

La obra “cuestiona algunos dogmas establecidos sobre la composición de nuestras fuerzas armadas, sobre la fuerza de nuestros nuevos sistemas e incluso sobre la forma en que combatimos”, destacó el almirante Harry Harris, comandante en jefe de las fuerzas estadounidenses en el Pacífico, con sede en Hawái.

En ‘Ghost fleet’ (Flota fantasma) son militares chinos los que surgen de las entrañas de apacibles barcos comerciales y atacan por sorpresa la base hawaiana de Pearl Harbor.

Una vez más, y tal como ocurrió con el ataque japonés en 1941, la flota estadounidense queda diezmada. Y en este caso, vehículos blindados conquistan incluso el archipiélago, que se convirtió en el 50° estado norteamericano en 1959.

La ofensiva fue decidida por el “directorado”, un grupo de multimillonarios y militares chinos que tomaron el poder en Pekín y que quieren garantizar el acceso del antiguo Imperio chino a los inmensos recursos energéticos enterrados en las proximidades, en las profundas fosas de las Marianas.

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Al igual que las Fuerzas Armadas japonesas en 1941 -que fueron entrenadas por EEUU-, el “directorado” busca aturdir de entrada al adversario estadounidense privándolo bruscamente del centro neurálgico de su presencia militar en el Pacífico.

Pero el verdadero ataque sorpresa, el auténtico golpe maestro del “directorado”, comienza en las horas que preceden a la ofensiva sobre Hawái “en el espacio y el ciberespacio”, explica a la AFP August Cole, experiodista convertido en autor y futurólogo.

Al destruir los satélites estadounidenses de comunicaciones y de observación gracias a un láser activado desde una estación orbital china y enloquecer al sistema de posicionamiento GPS con un ciberataque, los chinos logran impedir una respuesta del formidable Ejército norteamericano, convertido en un gigante con pies de barro.

– Cañón eléctrico –

Los aviones furtivos F-35 estadounidenses, cargados de chips chinos ocultos, quedan ciegos y son incapaces de hacer funcionar sus armas. Y los jefes militares estadounidenses se ven privados de sus sistemas de información más sofisticados.

“Por primera vez en décadas, EEUU no sabe lo que pasa” en otras partes del planeta y el efecto práctico y psicológico es devastador, explica Cole.

Tras asumir el impacto, los estadounidenses reaccionan y se organizan e involucran en medio del caos a jóvenes hackers, a un excéntrico millonario de Silicon Valley e incluso a la cadena logística del gigante Walmart.

Y el Zumwalt, una nave furtiva, antigua joya caída en desgracia y en el olvido, con sus programas informáticos perimidos -por tanto, menos vulnerables- y su cañón eléctrico, se revelará como un actor clave en la contraofensiva.

‘Ghost fleet’ lleva ya varias ediciones en Estados Unidos y fue traducida a varias lenguas, entre ellas el chino para el mercado taiwanés, explica Cole.

Más de un año después de la publicación del libro, ¿los autores cambiarían algunas cosas de la trama de su historia? Con la perspectiva que da el tiempo, les habría gustado “tener más espacio para describir el impacto” de la guerra en el interior de EEUU, señala Cole.

“Es un asunto fascinante, en particular en vista de las divisiones políticas y económicas que emergieron” durante la reciente elección presidencial estadounidense, agrega Cole.

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