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El nuevo primer ministro francés, Bernard Cazeneuve, es un hombre de confianza del presidente, François Hollande, conocido por su sangre fría, como ha demostrado durante la oleada de atentados yihadistas de los últimos dos años.
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Este abogado de formación de 53 años, miembro del círculo de confianza del presidente francés, reemplaza a Manuel Valls como jefe de gobierno, después de que este último dimitiera para dedicarse de lleno a la campaña electoral de cara a las elecciones presidenciales de abril-mayo 2017.
No es la primera vez que este hombre leal y discreto toma el relevo de Valls. En 2014, lo reemplazó a la cabeza de la cartera de Interior cuando Valls, un español naturalizado francés, fue promovido como primer ministro.
Cazeneuve, elegido por la revista GQ como el hombre mejor vestido de Francia, era casi un desconocido del público cuando en 2012 se convirtió en uno de los portavoces de la campaña presidencial de Hollande.
Una vez elegido, Cazeneuve se convirtió en la ‘navaja suiza’ de Hollande durante todo su quinquenato, pasando de un puesto al otro para hacer frente a situaciones de urgencia de todo tipo.
“El hombre de las misiones difíciles del quinquenato”, como lo apoda el diario Le Monde, reemplazó a Jérôme Cahuzac como ministro del Presupuesto cuando este se vio envuelto en un caso de fraude fiscal.
En el ministerio del Interior, tuvo que hacer frente a la peor oleada de atentados yihadistas de la historia reciente de Francia (238 muertos desde 2015). El país está en estado de emergencia desde hace más de un año.
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Fue blanco de una avalancha de críticas tras el atentado de Niza (sureste) del 14 de julio (86 muertos). La polémica sobre supuestos fallos del dispositivo de seguridad desplegado la noche del ataque opacó su imagen de competencia y firmeza.
Pese a los llamamientos a dimitir, sobre todo de la extrema derecha, Cazeneuve se negó a hacerlo. “No se abandona el combate contra el terrorismo”, proclamó.
En las últimas semanas, ha tenido también que hacer frente a enormes manifestaciones policiales. Tras el brutal ataque con cócteles molotov que sufrieron agentes en la región parisina a principios de octubre, miles de policías salieron a manifestarse en toda Francia para pedir más recursos. El gobierno terminó por ceder a sus demandas.
Cazeneuve estuvo también en primera línea frente a la crisis migratoria en Europa y gestionó el desmantelamiento del campamento informal de migrantes más grande de Francia, conocido como la ‘Jungla’ de Calais, frente a las costas británicas.
“Se ha enfrentado a verdaderas tempestades”, apuntó un alto funcionario.
“Recibió de golpe lo que en 50 años sus predecesores se repartieron (terrorismo de masas, crisis migratoria, malestar social)”, afirma Patrice Ribeiro, de Synergie (segundo sindicato de oficiales de la policía francesa), quien lo describe como a un ministro “severo pero justo”.
Ahora, Bernard Cazeneuve está a la cabeza de un gobierno con una programación de vida limitada, que deberá conducir a Francia durante los próximos cinco meses a elecciones presidenciales.