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El ugandés Dominic Ongwen, un exniño soldado y jefe de guerra del sanguinario Ejército de Resistencia del Señor (LRA), de Joseph Kony, se declaró inocente de 70 crimenes de guerra y lesa humanidad al iniciarse este martes su juicio en la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya.
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“En nombre de Dios, niego estas acusaciones”, afirmó Ongwen, de 41 años, primer exniño soldado juzgado ante la CPI.
Su caso representa un dilema para la justicia internacional, que debe determinar si el acusado es más víctima que verdugo.
El acusado debe responder por su papel en la milicia que, según la ONU, masacró a más de 100.000 personas y secuestró a 60.000 niños desde su creación, en 1987.
En Uganda, donde el LRA perpetró sus atrocidades, miles de personas asistieron en directo, en salas de colegio o en tiendas montadas para la ocasión, al juicio transmitido por televisión.
Dominic Ongwen apareció concentrado ante el tribunal, tomando notas.
Al iniciarse la audiencia, los jueces rechazaron una petición de la defensa, interpuesta el lunes, pidiendo que se parara el juicio.
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Los abogados aseguraron que el acusado no comprendía la naturaleza de las acusaciones, pues sufre de un síndrome de estrés post-traumático por su pasado de niño soldado.
El iniciarse el juicio, el propio Ongwen afirmó, en efecto: “No comprendo las acusaciones, son contra el LRA, no contra mí”, afirmó. “Yo no soy el LRA, el LRA es Joseph Kony, que es su dirigente”, añadió.
– Secuestrado a los 10 años –
Hijo de dos profesores, Dominic Ongwen fue secuestrado a la edad de 10 años, cuando volvía del colegio.
En esa época, Joseph Kony dirigía el LRA (por sus siglas en inglés) y, con una mezcla de mística religiosa, técnicas de guerrilla y sanguinaria brutalidad, intentaba fundar un régimen basado en los diez mandamientos.
Pese a su juventud, el hoy acusado destacó por su lealtad en el crimen, su valentía en el combate y sus cualidades tácticas.
Subió rápidamente en la jerarquía de la milicia y se convirtió en jefe de una de las cuatro brigadas del LRA, Sinia.
La fiscal acusa a Ongwen de haber llevado a cabo u ordenado ataques “sistemáticos y generalizados” contra civiles en cuatro campos de refugiados considerados simpatizantes del presidente Yoweri Museveni.
También se le acusa de reclutar a niños soldados y de provocar “embarazos forzados”.
Las víctimas eran golpeadas o brutalmente asesinadas. Los niños y niñas eran secuestrados para convertirse en soldados o en “esposas”, “distribuidas a los soldados como botines de guerra”, indica la fiscalía en un documento oficial.
El propio acusado presuntamente tuvo al menos siete “esposas”. Una de ellas tenía 10 años cuando fue violada por primera vez.
Según las pruebas ADN, es padre de al menos 11 niños.
– ‘Amenaza de muerte inminente’ –
La defensa alegará que Ongwen fue obligado a todo ello y que los crímenes fueron cometidos siguiendo órdenes de Joseph Kony y sus consejeros.
Ongwen “estaba bajo la amenaza permanente de una inminente muerte” y por ello se halla en estado de estrés post-traumático, según uno de sus abogados.
La fiscalía se enfrenta a este dilema: ¿puede Dominic Ongwen ser legalmente responsable de crímenes que jamás habría cometido de no haber sido antes él mismo una víctima?
“Su pasado no es una defensa en sí”, afirma a la AFP Isabelle Guitard, directora de programas en el seno de la ONG Child Soldiers International, que defiende los derechos de los niños soldados.
Pero su “situación de niño soldado podría ser tomada en cuenta en el momento de la determinación de la pena, si es considerado culpable”, añade.
Sea cual fuere el veredicto, el caso sin duda sentará jurisprudencia y podría tener consecuencias importantes para la rehabilitación -o el juicio- de centenares de miles de niños soldados existentes en el mundo.