El administrador del depósito “Ghost Ship” de Oakland, que se incendió la noche del viernes durante una fiesta con saldo de 36 muertos, lamentó lo sucedido y se negó a aceptar responsabilidad.
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Derick Ion Almena dijo a la cadena NBC que en el depósito, que albergaba a un colectivo de artistas, hacían “música, arte. Se convirtió en nuestra casa”.
El viernes, el edificio de dos plantas se incendió durante una fiesta electrónica, sin que hasta el momento se conozcan las causas del siniestro.
Los bomberos dijeron que no esperaban hallar más cuerpos entre los escombros del incendio, tras rastrillar un 85% de la estructura.
Consultado por NBC sobre su responsabilidad en la tragedia, Almena inquirió: “¿Debería ser considerado responsable? Apenas puedo estar aquí de pie en este momento”.
“Solo estoy aquí para decir una cosa, lo lamento muchísimo”, afirmó, para agregar que normalmente el dormía en el depósito junto con sus tres hijos, pero que se habían ido a un hotel debido a la fiesta.
El inmueble estaba destinado a quienes “no pueden pagar un alquiler porque su sueño es más grande que su billetera”, argumentó Almena, quien indicó que había “firmado un contrato por un edificio que supuestamente respondía a los criterios municipales”.
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“Fue parte de un sueño, de la idea de que un lugar pudiera acoger a todo el mundo, desde jóvenes en riesgo y integrantes de la comunidad gay a artistas que no tenían donde desempeñar su arte, las artes alternativas”, afirmó.
Desde el sábado las autoridades municipales habían indicado que el lugar estaba repleto de instrumentos musicales, lámparas antiguas y otros objetos recuperados que aparentemente no se ajustaban a las normas.
Hasta ahora, fueron identificadas 35 de los 36 muertos en el incendio. Se trata en su mayoría de adultos, entre 20 y 35 años, y una joven de 17.
Algunos eran ciudadanos de Europa o Asia, y las autoridades de Oakland trabajan con el Departamento de Estado para contactar a los gobiernos extranjeros.
Imágenes colgadas en la web muestran pianos, cuadros y objetos de madera en el edificio, lo que ayuda a explicar por qué las llamas llegaron rápidamente a la estructura pese a que los bomberos llegaron en apenas tres minutos.
Oakland es una ciudad de 420.000 habitantes situada frente a San Francisco, en el este de la bahía del mismo nombre.