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Yihadistas del EI pierden Sirte, su bastión en Libia

Los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) sufrieron una gran derrota al perder su bastión libio de Sirte, tras una defensa encarnizada que duró más de seis meses.

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El Gobierno libio de unión nacional (GNA) proclamó este lunes la “victoria” en la ciudad.

“Nuestras fuerzas retomaron el control total de Sirte”, dijo Reda Issa, el portavoz de la operación militar. Las tropas “comprobaron hoy un hundimiento total” de los yihadistas, “decenas” de los cuales se entregaron, añadió. Los últimos están siendo perseguidos de “casa en casa” por las tropas.

Según él, la proclamación oficial de la liberación de Sirte “sólo se hará cuando el último [yihadista] sea aniquilado, lo cual ocurrirá en las próximas horas”.

La pérdida de Sirte es un nuevo golpe para el EI, que en los últimos meses sufrió varias derrotas en Irak y Siria, donde sus combatientes resisten sendos asedios en sus bastiones de Mosul (norte de Irak) y Raqa (norte de Siria).

En cambio supone una buena noticia para el GNA que, desde su instalación en Trípoli a finales de marzo, tiene dificultades para afianzar su autoridad en un país arrasado por los conflictos desde la caída de Muamar Gadafi en 2011.

El GNA había anunciado el 12 de mayo el comienzo de la batalla de Sirte, situada a orillas del Mediterráneo, a 450 kilómetros al este de Trípoli.

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– Combates sangrientos –

Las primeras semanas brindaron unos resultados prometedores: las fuerzas libias lograron reconquistar la mayor parte de esta ciudad que el EI tomó en junio de 2015, con el fin de implantarse en Libia para extender su influencia en el norte de África.

Pero los combates causaron cerca de 700 muertos y 3.000 heridos en las filas gubernamentales. El número de yihadistas abatidos se desconoce.

La batalla se fue atascando semana tras semana, entre otros motivos, por la prudencia que mostraron las fuerzas pro-GNA para evitar nuevas pérdidas civiles.

En los últimos meses, los yihadistas se habían atrincherado en el pequeño barrio de Al Giza al Bahriya, donde ofrecieron una feroz resistencia.

“El retraso del asalto final se debe (…), sobre todo, al hecho de que se producen combates callejeros muy violentos y que Dáesh (acrónimo árabe del EI) sigue determinado a defender sus posiciones hasta los últimos metros cuadrados”, explicó Issa el mes pasado.

A petición del GNA, Estados Unidos comenzó en agosto una campaña de bombardeos contra el EI en Libia. A primeros de diciembre, los aviones, drones o helicópteros estadounidenses habían realizado más de 470 ataques, según Washington.

– Incertidumbre –

La derrota en Sirte no significa el final de la presencia del EI en Libia, consideran varios expertos.

“Conquistar Sirte y establecer una ‘wilaya’ (“provincia” en árabe) fue un acto de propaganda que atrajo a combatientes de todo el norte de África y del Sahel”, recuerda Mattia Toaldo, experto del grupo de reflexión European Council on Foreign Relations.

“Abandonarla puede suponer un parón, pero todo dependerá de lo que va a pasar en Siria y en Irak, y de la persistencia o no de territorios que escapan a cualquier forma de autoridad en Libia”, agrega.

Se sospecha que algunos yihadistas migraron hacia el sur del país para establecer una nueva base aprovechándose de la ausencia del Estado y de las rivalidades politico-tribales en esa región.

El sur de Libia es un corredor ideal para los yihadistas extranjeros en el norte de África, así como un lugar importante para el contrabando de armas.

Claudia Gazzini, analista del centro de reflexión Internacional Crisis Group (ICG), asegura que “militantes del EI se quedaron en Bengasi (este) y que yihadistas que abandonaron Sirte se instalaron en el sur, como en Sebha o en el llamado ‘triángulo del Salvador"”, donde se juntan las fronteras entre Libia, Argelia y Níger.

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