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Los seguidores de Alexander Van der Bellen, el candidato ecologista a las elecciones presidenciales de Austria, habían imprimido camisetas, organizado conciertos e inundado las redes sociales con mensajes a su favor, pero este domingo no escondían su sorpresa tras su victoria.
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Cientos de personas, reunidas en un salón vienés de estilo “art nouveau” reservado para la ocasión, exultaron al enterarse de la victoria de Van der Bellen ante el candidato de la extrema derecha, Norbert Hofer.
“Me sorprendió totalmente, porque después de la elección de Donald Trump [en Estados Unidos] y el voto a favor del Brexit, ya no estaba muy seguro de lo que iba a suceder en Austria (…) y no tenía mucha confianza”, reconocía Wolfgang Pietrisch, exdiplomático de 69 años.
Aunque el rol del jefe de Estado es esencialmente protocolario en Austria, los partidarios de Van der Bellen, un austero profesor universitario que se presentaba como independiente, habían hecho todo lo posible para lograr la victoria.
“Mucha gente de la sociedad civil decidió actuar, salir a la calle para convencer a los electores de votar a favor del liberalismo, de la apertura, de la diversidad”, explicaba Natalia Nadasma, una artista de 21 años.
Como Christoph Krottmayer, un trabajador social de 35 años: “He pasado 11 meses implicado en esta campaña, anoche estuve hasta las dos de la madrugada en los cafés para hablar con la gente y convencerla (…) Funcionó”.
Estos comicios eran una repetición de la segunda vuelta celebrada en mayo pasado, que fue anulada por un recurso presentado por el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) de Hofer, que denunció irregularidades.
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– “Öbama” –
“Puede que de un momento a otro me eche a llorar de alivio”, dijo Krottmayer, que vestía una camiseta con la palabra “Öbama” –Ö como Österreich (Austria en alemán)– con la efigie de Van der Bellen.
Una camiseta que los voluntarios de la campaña del ecologista repartieron en muchos barrios.
Van der Bellen rindió homenaje a esos embajadores y atribuyó su éxito al compromiso de “decenas de miles de personas”, “independientes” de los partidos, que organizaron la movilización a su favor “con conciertos, vídeos en Facebook”, etc.
En las redes sociales, sus militantes supieron innovar frente al FPÖ, que llevaba años demostrando su dominio de internet. Hasta el punto de transformar al serio profesor de economía en una personalidad de moda en Whatsapp o Twitter.
Su victoria es “un momento histórico” para Alexandra Raute, que celebraba el resultado con sus dos niñas. “No me impliqué políticamente, pero (…) después del Brexit, Trump, pensé: aquí venimos”.
En el bando rival, no hubo reuniones ni fiestas para cerrar los 11 meses de campaña. Algunos miembros del partido reunidos en las oficinas del FPÖ en el Parlamento mostraban su decepción.
“Está claro que no va a cambiar nada en Austria”, lamentaba el diputado Johannes Huebner.
Los partidarios de Hofer se desahogaron en internet. Regina Sassmann, una de las 700 internautas que comentaron un mensaje del líder del partido Heinz-Christian Strache, escribió que estaba “consternada y conmocionada”. Y Manfred Stadler, otro usuario de las redes sociales, dijo estar “dispuesto a abandonar el país”.