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Donald Trump anunció que el neurocirujano retirado Ben Carson será su secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano, al retomar este lunes las consultas para designar a los integrantes de su gabinete, siendo la del Departamento de Estado la nomincación más esperada.
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Carson, un negro conservador profundamente religioso que bregó por la candidatura republicana en las primarias, no tiene experiencia en políticas de vivienda, pero ha citado su crianza en un barrio pobre de Detroit como credencial para el puesto.
Primer afroestadounidense designado para integrar el gobierno de Trump, que asume el 20 de enero, Carson “tiene una mente brillante y está apasionado con [la perspectiva de] fortalecer comunidades y familias”, dijo el presidente electo.
“Hemos hablado largo y tendido sobre mi agenda de renovación urbana y nuestro mensaje de resurgimiento económico, que incluye ampliamente a las zonas urbanas más pobres”, agregó Trump.
El antiguo neurocirujano había dado recientemente indicios de que podría ser posicionado para trabajar en la recuperación de zonas urbanas desfavorecidas.
“Siento que puedo hacer una contribución significativa, particularmente en el fortalecimiento de comunidades que tienen grandes necesidades”, dijo Carson.
“Tenemos mucho trabajo que hacer para mejorar cada aspecto de nuestra nación y asegurar que las necesidades de vivienda del país sean satisfechas”, agregó.
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“Crecí en una zona marginal”, dijo Carson a Fox News en noviembre. “Hhe pasado mucho tiempo allí, y he tratado a muchos pacientes de esa zona”, agregó.
– Serenidad –
Carson lideró brevemente la primaria republicana, ofreciendo a los votantes una imagen serena, en contraste con la liza vociferante que se desarrollaba a su alrededor.
Su candidatura, que inicialmente obtuvo apoyo entre los cristianos conservadores, fracasó ante la falta de propuestas y respuestas claras sobre asuntos clave.
El exneurocirujano, integrante de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, se había presentado como una alternativa a un Trump furibundo, predicando tolerancia y compromiso.
Trump lo fustigó sin miramientos durante las primarias, acusando a Carson de tener un carácter “patológico”.
No obstante, Carson se adhirió a la campaña del magnate tras abandonar la carrera en marzo, describiendo a su exrival como “un hombre muy inteligente, profundamente interesado por el país”.
Llevó a Trump por un tour por los barrios marginales de Detroit en septiembre, en momentos en que el ahora presidente electo buscaba impulsar su imagen entre los votantes de la comunidad negra.
También salió en defensa de Trump tras la divulgación de una cinta de 2005 en la que se jactaba de manosear a varias mujeres.
– Departamento de Estado –
Sin embargo, es la designación al frente de la diplomacia estadounidense la que tiene en vilo a todo el mundo.
Se espera que Trump reciba este lunes a potenciales candidatos para ese puesto, mientras aliados y detractores observan cómo el presidente electo exhibe su política exterior en Twitter.
Su asesora cercana Kellyanne Conway dijo el domingo que Trump ha ampliado el espectro de búsqueda para encabezar el Departamento de Estado.
Si bien no reveló nombres, la prensa dijo que entre los candidatos figuran el exgonernador de Utah Jon Huntsman, embajador en China entre 2009 y 2011, y Rex Tillerson, presidente del mayor grupo petrolero del mundo, ExxonMobil.
Ambos se suman a otros nombres barajados desde hace tiempo: el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, el excandidato presidencial en 2012 Mitt Romney, el exdirector de la CIA David Petraeus, el senador Bob Corker y el exembajador ante la ONU John Bolton.
El nuevo gobierno tiene por delante la enorme tarea de ocupar unos 9.000 cargos en diversos escalones del gobierno federal, de acuerdo con el ‘Libro Morado’ publicado este lunes por el Senado estadounidense.
El libro tiene 236 páginas, y sólo la lista de cargos en el Departamento de Defensa ocupa nada menos que 20, con otras 13 páginas de plazas en el Departamento de Estado.
Entre esos cargos, están desde los secretarios -de nivel ministerial- hasta puestos burocráticos en embajadas y agregadurías militares en el exterior, pasando por subsecretarios de escalones intermedios y jefes de organismos gubernamentales.
Mientras tanto, la excandidata por el Partido Verde a la Casa Blanca, Jill Stein, presentó en la jornada un recurso para pedir el recuento de los votos de los comicios presidenciales en el estado de Pensilvania.
Stein dijo el sábado que renunciaba a pedir este recuento, después de que un juez determinase el pago de un millón de dólares para iniciar el proceso.