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Elena Poniatowska: "Las mujeres siguen siendo rechazadas"

De la historia de la lavandera Josefina Bórquez a la de la activista Marta Lamas, Elena Poniatowska hace un recorrido por un siglo de lucha por la igualdad entre hombres y mujeres en México en su más reciente libro, “Las indómitas”.

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“Lo que te da tristeza es que siguen las mujeres en la soledad, siguen siendo muy rechazadas, siguen siendo asesinadas”, dijo Poniatowska en una entrevista reciente con The Associated Press en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara a propósito de la presentación de su libro, una colección de ensayos sobre mujeres memorables editada por Seix Barral.

Los textos, salvo el dedicado a Lamas, son recogidos de publicaciones previas. En el caso de Bórquez, a quien transformó por medio de la ficción en Jesusa Palancares en su novela “Hasta no verte Jesús mío”, la presenta con detalles precisos en un texto publicado en 1978.

Bórquez fue soldadera de la revolución mexicana. Tenía un carácter que no se dejaba de nadie y de nada hasta sus últimos años, pero lo que no tuvo fueron recursos, oportunidades, apoyo.

“Ella sigue teniendo al lado de mis condiciones, condiciones muy duras”, dijo Poniatowska, quien al conocerla tenía unos 32 años. Bórquez murió a los 87 años; Poniatowska tiene ahora 84.

La autora escribe: “Jesusa ha muerto y me dejó sola. Espero su próxima reencarnación con ansia”.

Otro capítulo lo dedica a las mujeres que, como Bórquez, pelearon en la revolución y fueron el apoyo de los hombres, haciendo trabajos que nadie reconoció e incluso asumiendo identidades masculinas para tomar las armas.

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“Hubiera podido escribir de Elena Garro, de mujeres pintoras, pero nada más escogí esas”, dijo la autora, quien también dedica capítulos a la artista Nellie Campobello, las escritoras Rosario Castellanos, Josefina Vicens y Alaíde Foppa, así como la activista Rosario Ibarra de Piedra y las empleadas domésticas.

Poniatowska, galardonada con el Premio Cervantes en 2013, dijo que cobró conciencia de la necesidad de apoyar a las mujeres en parte cuando trabajaba como periodista en el periódico Excélsior.

“Había una sección que era sociales, y ahí te refundían por el solo hecho de ser mujer”, apuntó. “Todo lo que era importante, todos los reportajes eran para hombres, para Julio Scherer, para Manuel Becerra Acosta, pero nunca invertían en una mujer nada porque decían ‘la mujer va a estar aquí M.M.C. . Mientras Me Caso”.

En realidad, dijo, es gracias a las mujeres que el tejido social se ha mantenido en el país: “Sin las mujeres todo se cae en mil pedazos, las mujeres son el Resistol (marca de un pegamento), mantienen todo junto”.

Las mujeres han sido una constante en los últimos libros de la autora. Tina Modotti, Leonora Carrington, Guadalupe Marín, han sido sus protagonistas.

“Siento que nunca se les reconoce”, explicó sobre su interés, aunque en el caso de Frida Kahlo dijo que no cree que sea necesario un libro: “Haz de cuenta (que es) la Virgen de Guadalupe”.

Para Poniatowska un tema pendiente es la despenalización del aborto y no por cuestiones de ideología, sino por salud pública.

“Que las mujeres tengan los hijos que quieren”, dijo. “Las ricas tienen todas las posibilidades y las pobres se metían una aguja de tejer, se reventaban todas las tripas. Ojalá y eso ya se haga muy visible y se resuelva, eso sí es una cosa grave”.

En cuanto a la muerte de Fidel Castro, lo destacó como una figura dinámica para América Latina, aunque también reconoció que estuvo demasiado tiempo en el poder.

“Cambió toda la relación no solo de Cuba, no solo del enanito frente al gigante, sino de toda América Latina frente a Estados Unidos”, apuntó. “Debería de haberse ido y era muy importante que lo hiciera. . Quedarse hasta el 69 era mucho, patas pa’ cuándo son”.

Poniatowska es una intelectual de izquierda, pero entre ciertos círculos de izquierdistas ha sido criticada por provenir de una familia literalmente aristocrática (es hija del príncipe polaco Jean E. Poniatowski). Ella misma es consciente de esto: “Mi socialismo era de dientes para afuera”, escribía desde su ensayo sobre Bórquez.

“Es cierto”, dijo. “Pero yo creo que incluso a partir de cierto estatus si piensas que los demás merecen lo mismo que tú, . si estás dispuesta a pensar que ojalá y todos se vayan a dormir habiendo comido lo mismo que tú, ya estás del lado de la gente que no tiene nada”.

Para la autora, conocida por el público mexicano desde su trabajo como periodista en la década de 1950, las críticas son parte de la fama.

“Desde el momento que tú asomes la cabeza y te metes a lo que es la vida pública todos te critican”, dijo Poniatowska. “La crítica es inherente a cualquier acción y más en el ojo público y más porque a nosotros lo que más nos gusta es recortar al prójimo”. 

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