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Centenares de soldados de élite del régimen sirio tomaron posiciones en Alepo para conquistar los barrios más poblados de este bastión rebelde asediado, mientras Rusia proponía corredores humanitarios para evacuar a los heridos y hacer llegar ayuda para los civiles.
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A golpe de bombardeos aéreos, barriles explosivos e incesantes disparos de artillería desde hace 15 días, el ejército ha sembrado la devastación en el este de la ciudad de Alepo, la segunda de Siria.
Ayudado por miles de combatientes extranjeros -iraníes, iraquíes, palestinos y del Hezbolá libanés-, “el gobierno estrecha el cerco en las zonas bajo control rebelde”, dijo Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Centenares de soldados de las unidades de élite de la Guardia Republicana y de la 4ª División han sido desplegados para entrar en “combates callejeros” en las zonas más pobladas, agregó.
Aunque se trata de combatientes aguerridos y experimentados, los rebeldes se están viendo superados por la potencia de fuego de Damasco, que con los bombardeos de la aviación y de la artillería, busca infligirles la derrota más severa desde el inicio de la guerra civil en 2011.
– Menor ritmo de bombardeos-
Dividida desde 2012 entre un sector oeste controlado por el régimen y los barrios este en manos de los rebeldes, Alepo se ha convertido en el principal frente del conflicto sirio, que ha dejado más de 300.000 muertos en más de cinco años.
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Alepo este tenía 250.000 habitantes, pero más de 50.000 se han visto forzados a huir de esta zona asediada desde hace cuatro meses y privada de comida, medicamentos o electricidad, según el OSDH, que advirtió de que el éxodo se acentuará.
La tempestad desatada este jueves ralentizó el flujo de desplazados, al mismo tiempo que obligó a bajar el ritmo de los bombardeos y los disparos de artillería. Pese a ello, los combates en tierra continuaron con la misma intensidad, según la ONG y el corresponsal de AFP en el terreno.
Aliado del régimen sirio, al que ofrece una ayuda militar preciosa en la guerra, Rusia desea “abrir cuatro corredores humanitarios con nuestro personal para hablar de la forma en la que podemos utilizarlos para evacuar a la gente, sobre todo (…) al menos a los 400 heridos que necesitan una evacuación médica inmediata”, declaró Jan Egeland, al frente del grupo de trabajo sobre ayuda humanitaria en Siria, tras una reunión en Ginebra.
Estos corredores también podrían servir para transportar medicamentos, material médico y comida, añadió.
-Rusos contra occidentales-
Más de 300 civiles, entre ellos 33 niños, murieron en el este de Alepo desde el inicio de la ofensiva el 15 de noviembre. Medio centenar murieron debido a la artillería rebelde en los barrios de Alepo controlados por el gobierno.
“Esas personas están sitiadas desde hace 150 días y no tienen los medios de sobrevivir mucho más tiempo”, declaró por su parte Stephen O’Brien, responsable de las operaciones humanitarias de la ONU.
“Suplicamos a los beligerantes que hagan todo lo posible para proteger a los civiles y permitir el acceso a la parte asediada del este de Alepo antes que se convierta en un gigantesco cementerio”, dijo O’Brien.
Ante el Consejo de Seguridad de la ONU, que celebró una reunión urgente el miércoles, el alto funcionario exhortó al gobierno sirio a que autorice la entrada “en total seguridad” de medicamentos y víveres.
Esa reunión, como las precedentes, concluyó sin ningún avance, denotando la impotencia de la comunidad internacional en la crisis siria.
Los occidentales recriminan a Rusia la ayuda militar que aporta al régimen del presidente Bashar al Asad.
“El Consejo no responde a los pedidos de ayuda de los civiles porque Rusia no lo quiere”, acusó la embajadora estadounidense ante la ONU Samantha Power.
El embajador ruso Vitali Churkin respondió acusando a los occidentales de querer “salvar a los terroristas” (en referencia a los combatientes rebeldes) y “utilizar problemas humanitarios con fines políticos”.
La conquista de la totalidad de Alepo representaría la victoria más importante del gobierno desde el inicio de la guerra. Sería además un golpe muy duro para los rebeldes cuya implantación quedaría reducida a la provincia de Idlib y algunas zonas en Deraa (sur) y cerca de Damasco.