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Vladimir Putin, hasta ahora aislado en el panorama internacional, parece haber ganado fuerza en noviembre tras la victoria de varios líderes prorrusos en elecciones de Europa y Estados Unidos, una coyuntura que el Kremlin intentará aprovechar, según varios politólogos rusos.
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El 8 de noviembre, Donald Trump, quien no esconde su simpatía por el presidente ruso, ganó las elecciones en Estados Unidos y prometió trabar “relaciones fuertes” con Moscú.
Menos de una semana después, los prorrusos Roman Radev e Igor Dodon llegaron al poder en Bulgaria y Moldavia, respectivamente.
El domingo, en Francia, la derecha escogió como candidato para las presidenciales de 2017 al ex primer ministro François Fillon, que defiende un acercamiento con Moscú, así como la jefa de filas de la ultraderecha, Marine Le Pen, que no escatima en elogios para Vladimir Putin.
María Lipman, especialista del centro Carnegie de Moscú, “si Vladimir Putin es cada vez más popular, se debe a que la gente se está viendo cada vez más atraída por los dirigentes que se posicionan contra el ‘establishment"”.
Una situación que contrasta con los reveses recibidos por Putin en los últimos años.
En marzo de 2014, después que Moscú se anexionara la península ucraniana de Crimea, el dirigente fue relegado al ostracismo y Europa y Estados Unidos impusieron una serie de sanciones a su país, debilitando su economía.
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Más tarde, en septiembre de 2015, con el lanzamiento de las operaciones militares en apoyo del ejército sirio, Putin volvió a ser blanco de críticas: Rusia fue acusada por varios países occidentales de ser cómplice de “crímenes de guerra” en Alepo, epicentro del conflicto sirio.
– Putin, ‘alternativa’ a Washington –
Por su parte, Bruselas sufrió un importante varapalo en junio, cuando los británicos votaron a favor de abandonar la Unión Europea, ya muy debilitada por el ascenso de las formaciones populistas en varios países.
Al otro lado del Atlántico, varios fracasos de la política exterior estadounidense pusieron en entredicho la autoridad de Washington en el mundo, principalmente a raíz de la gestión de la crisis siria, en la que Moscú tomó la delantera.
En este contexto, las ideas de Putin, que ha emergido como una alternativa viable a Washington y Bruselas, han ido ganando fuelle, según el polítologo ruso Konstantin Kalachev.
“El entusiasmo por Putin es sobre todo el deseo de salir de un mundo unipolar, de encontrar un nuevo equilibrio mundial”, dijo.
Según él, Putin convence porque “se presenta como un hombre sencillo, que sabe gestionar el peligro y que puede hacer doblegarse a Estados Unidos”.
Para María Lipman, la prioridad será sacar partido de estas nuevas simpatías dentro del círculo de élites dirigentes con el fin de conseguir el levantamiento de sanciones.
Una hipótesis plausible con Donald Trump y dos candidatos a las elecciones presidenciales francesas, sin olvidar que Bulgaria, Hungría, República Checa y Eslovaquia ya se han manifestado a favor de la retirada de las sanciones.
Aún así, Putin sigue teniendo frente a él a la canciller alemana, Angela Merkel, que se presentará en 2017 para un nuevo mandato y que sigue siendo partidaria de la firmeza con Moscú por su invasión de Crimea y los bombardeos en Alepo.
En cualquier caso, en lo que respecta a Siria, Putin “ya es el gran vencedor: ha conseguido hacer creer que la elección se reducía a Bashar al Asad o la organización Estado Islámico”, explicó Maria Lipman. “Esta postura negociadora ya es inquebrantable”, sentenció.