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El nuevo rey de Tailandia, un heredero distante e imprevisible

El nuevo rey de Tailandia, Maha Vajiralongkorn, que vivía hasta ahora la mayor parte del tiempo en Alemania, lejos de las responsabilidades reales, es conocido por su carácter imprevisible, lo contrario que su padre, venerado casi como una divinidad.

Vajiralongkorn, que pidió un “plazo” antes de subir al trono para poder sobrellevar, junto a los tailandeses, el duelo de su padre fallecido el 13 de octubre, se ha mantenido muy discreto hasta el momento.

Este militar de formación de 64 años no ha hablado desde entonces en público y ha estado poco tiempo en el reino, ya que volvió a Baviera a finales de octubre.

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Su designación como rey se ha llevado a cabo en su ausencia. Una situación que ha agravado los temores sobre su talante inestable, que suscita preocupación sobre su capacidad para encarnar la figura del Padre de la Nación.

“Le gusta su vida en el extranjero, sin responsabilidades. Va a reinar seguramente a distancia y dejará a sus hermanas inaugurar los crisantemos”, estima una politóloga tailandesa, que pidió anonimato.

Además de heredar una de las monarquías más ricas, Vajiralongkorn se verá protegido por las más rigurosas leyes del planeta contra la difamación de personalidades reales.

Pero el nuevo monarca, tres veces divorciado, también se convertirá en el jefe constitucional de un país polarizado, atrapado en un ciclo de golpes de Estado, protestas y violencia política.

Bhumibol fue adorado por sus súbditos, considerado por muchos una figura semidivina, y sus reglas regían la vida de los tailandeses.

Durante muchos años, el príncipe fue poco escuchado en público, pero en el ocaso de su padre -y con Tailandia gobernada por los militares- asumió varias funciones oficiales.

El año pasado lideró dos eventos de ciclismo muy simbólicos que recibieron una gran cobertura mediática, ubicándose así en el centro de la escena nacional.

Como corresponde a su dignidad, el príncipe no ha apoyado públicamente a ninguna de las partes en pugna en la política del país.

Sin embargo, algunos partidarios de los ‘camisas rojas’ del derrocado primer ministro, el multimillonario Thaksin Shinawatra y su familia, enarbolaban retratos del príncipe heredero en manifestaciones antes del golpe de Estado de 2014.

Según los expertos, la agitación política en Tailandia es fruto de las preocupaciones entre las élites, que compiten por su participación en el futuro del reino.

Una de éstas, alineada con la monarquía, que incluye a gran parte del ejército y el poder judicial, aplastó los recientes movimientos democráticos en Tailandia, impulsados por el odio a Thaksin.

– Nuevo centro de atención –

Nacido el 28 de julio de 1952, Vajiralongkorn completó su educación secundaria en Gran Bretaña, ingresó luego en la Real Universidad Militar de Australia y finalmente al ejército de su país.

También ha desarrollado su pasión por volar, y tras instruirse en EEUU, ha pilotado aviones de combate en Tailandia y de la compañía aérea nacional Thai Airways.

Poco se ha informado hasta ahora sobre él por temor a violar la estricta ley de difamación real, que restringe los comentarios sobre la monarquía. Esta ley prevé penas de hasta 15 años de prisión por difamar al rey, la reina, al heredero o regente.

Los juicios se han disparado y las penas han aumentado hasta más de 20 años después del golpe de Estado de mayo, sobre todo por comentarios publicados online.

En diciembre de 2015 tuvo lugar la segunda ‘bicicletada’ en masa.

Sin embargo, estos eventos fueron manchados por un escándalo de corrupción, en el que fueron acusados altos funcionarios, incluyendo al ejército y la policía, y de lesa majestad por supuestamente utilizar sus contactos con el príncipe para sacar provecho de los acontecimientos.

Este turbio episodio tuvo lugar varios meses después de la caída en desgracia de la exmujer de Vajiralongkorn, la princesa Srirasmi, en otro escándalo que reveló al público las intrigas palaciegas.

Al menos ocho familiares de la exprincesa fueron encarcelados por cargos de lesa majestad, incluidos sus ancianos padres, su hermana mayor, su cuñado, dos hermanos y un sobrino.

Srirasmi no fue encarcelada, pero sí despojada rápidamente de su título real y se divorció del príncipe.

La pareja se había casado en 2001 en una ceremonia privada. Srirasmi dio a luz un hijo varón, Dipangkorn Rasmijoti, cuatro años después.

Padre de una hija nacida en 1978 de un primer matrimonio con una prima, también tiene varios hijos fruto de la relación con su segunda mujer, Sucharinee, una descendencia que el palacio real no ha reconocido.

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