Cuando Fidel Castro envió en secreto el primer contingente de soldados a Angola en 1975, Cuba se metió de cabeza en la “Operación Carlota”, la mayor campaña militar latinoamericana en otro continente, que se extendió por 16 años e involucró a más de 400.000 cubanos.
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Al enviar sus tropas a 14.000 km de las costas cubanas, Castro respondió al pedido de su amigo Agostinho Neto y su Movimiento para la Liberación de Angola (MPLA), que acababa de llegar al poder tras la retirada portuguesa.
Neto enfrentaba la amenaza de las guerrillas de Holden Roberto -apoyado por Zaire- y de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), de Jonas Savimbi, que actuaba con el respaldo y la participación de Sudáfrica.
– Viejos aviones y barcos mercantes –
Castro envió en octubre de 1975 un primer contingente militar por avión a través del Congo-Brazzaville, para impedir que aquellas fuerzas tomaran Luanda antes del 11 de noviembre, día que se proclamó la independencia.
Un viejo avión Bristol Britannia -un cuatrimotor a hélice fabricado en Gran Bretaña a comienzos de los años 1950- aterrizó de noche con las luces apagadas llevando las primeras tropas y sorprendiendo a los dos grandes polos mundiales, el Moscú aliado y el Washington enemigo.
Aviones civiles y barcos mercantes atravesaron el Atlántico con hombres y armas durante años.
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La amistad entre Neto y Castro tenía sus raíces en los contactos sostenidos en 1965 entre el líder africano y Ernesto Che Guevara, poco antes de que el argentino encabezara una columna cubana de apoyo a las guerrillas lumumbistas en el ex Congo Belga.
– La deuda con África –
La presencia militar en Angola, que tocó de una forma u otra a toda la población cubana, se justificó como deuda de identidad nacional con África por los esclavos negros llegados a la isla en la colonia y por un motivo político, el internacionalismo.
La guerra, con apoyo material soviético, duró hasta 1988, cuando tras la victoria Cuba inició un gradual retiro de sus tropas concluido en 1991.
Ningún país de América Latina ha tenido hasta ahora una movilización de tal dimensión en otro continente. En los 16 años de apoyo militar al gobierno del MPLA intervinieron en forma rotativa más de 377.000 soldados y 56.000 oficiales cubanos. Sólo en la última etapa de la decisiva victoria de Cuito Cuanavale había 50.000 cubanos en territorio angoleño.
Tras la retirada cubana, ambos países han mantenido relaciones económicas con inversiones mutuas y misiones militares de Luanda visitan frecuentemente La Habana.
La presencia militar y civil cubana se extendió a Etiopía y otros países africanos. El saldo final fue de 2.289 muertos entre civiles y militares, de ellos 863 en acciones de combate, 597 por enfermedades y 829 en accidentes.
Además de Angola, los cubanos cumplieron misiones de guerra en el Congo Leopolville, Argelia, Siria y Cabo Verde, Congo Brazzaville, Guinea Bissau y otros países.
Pero un grupo de altos militares cubanos que estuvo en Angola se involucró en operaciones de tráfico de marfil y piedras preciosas. Algunos luego fueron juzgados por narcotráfico.
Ese fue el polémico caso del general Arnaldo Ochoa, jefe del cuerpo expedicionario en Angola, que en 1989 fue fusilado junto a otros tres oficiales.