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El ejército sirio ganó nuevas posiciones este viernes en la parte rebelde de Alepo, asegurándose el control del 60% del distrito de Masaken Hanano, el barrio más grande controlado por los insurgentes en el este de la ciudad.
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El ejército sigue avanzando rápidamente y si logra apoderarse completamente de Masaken Hanano podrá dirigirse hacia Sajur y cortar el sector rebelde en dos, aislando el norte del sur, indicó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
Los combates y bombardeos proseguían este viernes en el sector rebelde, donde unos 250.000 habitantes sufren desde julio pasado un implacable cerco de las fuerzas gubernamentales y sus aliados.
Según el OSDH, el régimen bombardeó de nuevo el viernes varios barrios de Alepo-Este, donde murieron ocho civiles.
“Es difícil y peligroso salir a la calle para buscar alimentos debido a la intensidad de los bombardeos”, testimonió Abu Raed, 50 años, del barrio de Ferdus.
“Tengo miedo del avance del ejército y de la intensificación de los bombardeos. Con mi familia no tenemos ningún lugar donde podamos estar seguros”, agregó Raed, padre de cuatro hijos.
– Pasividad internacional –
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Al oeste de la ciudad, dos pueblos fueron alcanzados el viernes por ataques aéreos del régimen, causando la muerte de al menos 18 civiles, cuatro de ellos niños, informó el OSDH.
Algunos critican la pasividad de la comunidad internacional que, debido a sus divisiones, es incapaz de terminar con el baño de sangre en Siria, particularmente en Alepo.
“Los obuses caen en las calles como una lluvia”, dice Abu Husein, un vecino del barrio de Bab al Nayrab, de 38 años.
“No sé qué espera la ONU. ¿Por qué no evacuan al menos a los niños y las mujeres?”, pregunta.
El jueves, las bombas de los aviones y de la artillería siria mataron a 32 civiles, entre ellos cinco niños, afirmó el OSDH.
Se trata de uno de los balances más elevados desde el 15 de noviembre pasado, cuando comenzó la campaña de bombardeos gubernamentales contra la zona rebelde para preparar la ofensiva destinada a tomar la ciudad.
En total, 196 civiles, entre ellos 27 niños, murieron desde el 15 de noviembre en el este de Alepo. En la zona controlada por el gobierno, los bombardeos rebeldes causaron la muerte de 18 civiles, de los cuales 10 niños.
En el mismo período murieron 122 combatientes rebeldes.
Por otra parte, en un pueblo en el norte de la provincia de Idlib, los bombardeos alcanzaron una maternidad, matando a tres civiles y dejando el hospital fuera de servicio, indicó el OSDH. Fue imposible determinar si los ataques fueron rusos o sirios.
Cerca de Damasco, bombardeos intensivos del régimen cayeron sobre varias localidades de la Guta Oriental, sobre todo en Duma, donde murieron dos civiles y 15 resultaron heridos.
La oenegé Médicos Sin Fronteras informó que hubo “múltiples ataques aéreos” en la región, añadiendo en un comunicado que el número de heridos “sigue sin estar determinado”.
En los últimos dos días, cinco familias lograron salir del este de Alepo y refugiarse en el barrio Sheik Maqsud, un enclave kurdo en el norte de la ciudad.
Según el OSDH, cuatro niños cruzaron el viernes los barrios rebeldes para llegar a Sheik Maqsud, mientras decenas de familias que intentaban huir del barrio de Bustan al Basha se vieron bloqueadas por los rebeldes.
– Ofensiva hacia Raqa –
La guerra de Siria, desencadenada en 2011 tras la represión de manifestaciones opositoras, causó hasta ahora más de 300.000 muertos.
Este viernes se registraban también violentos combates en la provincia de Raqa, 160 km al este de Alepo, controlada mayoritariamente por el Estado Islámico (EI).
Una alianza kurdoárabe apoyada por la coalición internacional liderada por Estados Unidos lanzó el 5 de noviembre pasado una ofensiva para reconquistar la ciudad de Raqa, la “capital” del EI en Siria.
La noche del jueves, el ejército de Estados Unidos anunció la muerte de un primer soldado estadounidense en Siria, víctima de una explosión en Ain Isa, una de las ciudades cercanas a Raqa.
Por su parte el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y su homólogo ruso Vladimir Putin conversaron telefónicamente para aclarar la operación militar del régimen sirio que acabó con la muerte de cuatro soldados turcos el jueves en la región de Al Bab (norte), indicó la presidencia turca.