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La presidenta surcoreana, sospechosa de la lacra que prometió combatir

Park Geun-Hye, elegida presidenta en 2012 gracias a un programa de ruptura con el clientelismo que corroe la política surcoreana, puede convertirse ahora en la primera jefa de Estado del país interrogada como sospechosa en un caso de corrupción.

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Se trataría de una humillación para una mujer que se decía incorruptible, afirmaba no deber nada a nadie y aseguraba estar “casada con la Nación”.

Es cierto que los casos de corrupción manchan desde hace décadas a la clase política surcoreana, y la Casa Azul, sede de la presidencia, no ha sido nunca un santuario de probidad.

En el poder desde 2003 a 2008, Roh Moo-Hyun se suicidó en 2009 al lanzarse desde un acantilado, cuando la fiscalía investigaba sospechosas entregas de dinero a su mujer y a su sobrina.

La presidente Park, por su lado, es hija del dictador Park Chung-Hee, en el poder de 1961 a 1979, pero nada indicaba que pudiera verse involucrada en un caso de corrupción.

Su padre y su madre fueron asesinados en 1974 y 1979, no tiene marido ni hijos, ha roto relaciones con su hermano, y se creía invulnerable al nepotismo.

“No tengo familia que vigilar, ni hijos que heredarán mis bienes”, había dicho en la campaña en 2012. “Quiero dedicarme a la Nación y al pueblo”.

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– ‘Una traición’ –

Ese sentido del deber y su dedicación gustaron en el seno de su partido Saenuri, que veía en Park a la virtuosa superviviente de una trágica historia familiar.

Bajo su dirección (2004-2006) el partido obtuvo una serie de victorias en las urnas que le valieron el apodo de ‘Reina de las elecciones’.

Y en la Casa Azul quiso mantener la imagen de una mujer volcada con su país, cenando sola y pasando sus escasos momentos libres en compañía de sus perros.

De ahí la conmoción que provocó la revelación de que una amiga de Park desde hace 40 años, Choi Soon-Sil, está acusada de haber utilizado sus relaciones y gran influencia sobre la mandataria para obligar a poderosos conglomerados industriales a efectuar importantes donaciones y usar luego el dinero para fines personales.

La fiscalía de Seúl afirmó el domingo que la presidenta desempeñó un papel de “connivencia” en las actividades criminales de Choi, acusada de extorsión y abuso de poder.

Centenares de miles de personas se manifestaron para exigir la dimisión de la presidenta, cuya popularidad está por los suelos.

“No se trata solamente de corrupción. La gente se siente traicionada por Park Geun-Hye”, explica Kim Jong-Yup, profesor de sociología de la Universidad Hanshin.

– ‘Soledad, falta de criterio’ –

En sus disculpas televisadas, Park ha aludido a su “soledad” y a su falta de criterio frente a su amiga Choi.

Según la Constitución del país asiático, un jefe de Estado en ejercicio no puede ser objeto de juicio penal, salvo en caso de insurrección o de traición. Sin embargo puede ser interrogada y podría ser imputada al término de su mandato.

“La influencia de Choi era probablemente inapropiada y contraria a la ética, pero su carácter criminal no es evidente. A menos que haya nuevas revelaciones, dudo que Park dimita”, analiza Robert Kelly, profesor de ciencias políticas en la universidad de Busan.

Según los medios surcoreanos, las fundaciones de Choi recibieron cerca de 65 millones de euros en “donaciones” de 50 empresas, entre ellas Samsung y Hyundai, que se vieron obligadas a ello o amenazadas de represalias.

“Pero nada prueba que esos millones favorecieran a Park”, observa Han Hee-Won, profesor de derecho de la Dongguk University. “Es un escándalo político más que un escándalo de corrupción”.

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