El número de personas que resultaron heridas o muertas por minas aumentó 75% en 2015 respecto al año anterior, una vuelta a niveles jamás vistos desde 2006, en particular por los conflictos en Libia, Siria, Ucrania y Yemen.
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Según un reciente estudio del Observatorio de Minas, las minas y artefactos similares provocaron 6.461 víctimas en 2015, de las cuales al menos 1.672 muertes.
“El hecho de que constatemos que la cantidad de nuevas víctimas de minas o municiones no utilizadas es la más elevada de la década (…) prueba, una vez más, que este arma que golpea ciegamente no debe ser nunca más usado por nadie”, declaró Loren Persi, del Observatorio.
El aumento de víctimas se debe principalmente a los conflictos en cuatro países en 2015: Libia (1.004 víctimas), Yemen (988), Siria (864) y Ucrania (589), según esta fuente. La lista es liderada por Afganistán, con 1.310 víctimas.
Los chicos, y sobre todo los varones, representan 38% de las víctimas. Si se compara en el tiempo, puede decirse que hay una cierta mejora, ya que en 2013 representaban 46% del total.
El número de víctimas de artefactos explosivos improvisados batió un récord, 1.331 personas, una alza de 24% en 2015.
El Observatorio reconoce que el aumento del número de víctimas se explica también porque mejoraron las capacidades para cuantificarlas, sobre todo en Siria y en Libia, aunque precisa que estas cifras seguramente están subestimadoas.
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El Observatorio de Minas es el órgano de búsqueda de la Campaña Internacional para Prohibir las Minas (ICBL), una red que reúne a una centena de ONG.
La convención sobre la prohibición de minas antipersonales, que entró en vigencia en 1999, reúne a 162 países firmantes.
Actualmente 11 estados son considerados productores potenciales de minas antipersonales, pero sólo cuatro de ellos las producen activamente: Corea del Sur, India, Birmania y Pakistán.
Hay además tres países que desplegaron nuevas minas, y que no firmaron el tratado, según este estudio: Birmania, Corea del Norte y Siria.
Los Estados se fijaron el objetivo de eliminar totalmente las minas del planeta antes de 2025, aunque la ayuda internacional para la remoción de estos artefactos descendió, por primera vez desde 2005, por debajo de los 400 millones de dólares en 2015.