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Alepo, símbolo de la impotencia de la comunidad internacional

La comunidad internacional reacciona con impotencia y resignación a la ofensiva contra los barrios rebeldes de Alepo, que podría desembocar en una victoria del régimen sirio y sus aliados, entre los que está Rusia.

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– ¿La caída de Alepo es inevitable? –

Muchos expertos lo piensan pasada una semana desde el lanzamiento de la nueva campaña bélica por parte de las fuerzas del régimen.

“En esta fase no se puede hacer gran cosa para evitar la caída de Alepo”, estima Emile Hokayem, del International Institute for Strategic Studies. “Ya no se pueden enviar armas, todas las carreteras de aprovisionamiento están cortadas y nadie llevará a cabo [una contraofensiva] aérea debido al coste y a los riesgos”, determina este analista.

Durante los últimos días, las fuerzas del régimen avanzaron en la ciudad con la intención de romper los contactos entre los distintos barrios controlados por los insurgentes, que han intentado en vano en dos ocasiones romper el asedio.

Los responsables del Pentágono son prudentes y reconocen que hace ya dos meses que creen que estos barrios caerán pronto. La ‘resistencia’ de los rebeldes y de la población ha sido inesperada.

Para ellos, el hecho de que el régimen se concentre en la destrucción de hospitales e infraestructuras civiles es una señal de la debilidad de sus tropas terrestres frente a los rebeldes.

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Hokayem advierte de que la caída del este de Alepo no supone obligatoriamente “su pacificación”.

– ¿Por qué los países occidentales no hacen nada? –

“Pocas veces en la historia de los últimos 50 años, con la excepción quizá de Ruanda, se ha visto a la denominada ‘comunidad internacional’ asistir como espectadora a una crisis humanitaria de tal envergadura”, afirma Karim Bitar, del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (Iris). Bitar estima que “la resignación ha ganado”, y que “Alepo firma el acta de defunción de cualquier esperanza de gobernanza colectiva”.

Los países occidentales parecen carecer de soluciones, dadas las interminables negociaciones que tienen lugar desde hace cinco años entre EEUU y Rusia, padrinos de la oposición y del régimen, respectivamente, a lo que se suman todos los planes fallidos de la ONU.

“Hubo un momento en el que se podía hacer algo por Alepo”, considera Hokayem; “ahora es demasiado tarde (…), los actores clave continuarán aplazando las decisiones difíciles hasta que no haya más opciones válidas”.

Según él, los países occidentales que apoyan a la oposición han subestimado la campaña militar lanzada por Rusia el 30 de septiembre de 2015 para ayudar al régimen de Bashar a Asad. Y con EEUU en plena transición política, “ni los británicos ni los franceses pueden hacer gran cosa”, valora el experto.

– ¿Es importante Alepo para Washington? –

Para los mandos castrenses estadounidenses, una caída de los barrios rebeldes de Alepo no supondría grandes consecuencias para ellos. Repiten que lo único que les preocupa es combatir al grupo yihadista Estado Islámico (EI), la única misión que les ha confiado el Gobierno del presidente Barack Obama.

Además, no hay señales de que EEUU vaya a cambiar el rumbo de sus políticas en las próximas semanas.

EEUU ha elegido como presidente a Donald Trump, quien se ha declarado partidario de una política menos hostil hacia Bashar al Asad. “Las discusiones sobre Siria entre Moscú y Trump ya han comenzado”, afirma Daniel L. Byman, de la Institución Brookings.

Entre tanto, las fuerzas del régimen “han sido reforzadas por la victoria de Donald Trump y las perspectivas de un acercamiento ruso-estadounidense, que se centraría únicamente en la lucha contra Dáesh [acrónimo en árabe del EI]”, recalca Bitar.

– ¿Todavía es posible ayudar a los civiles? –

Esa es la prioridad de la ONU, cuyos responsables no cesan de alertar sobre “la catástrofe humanitaria” que se avecina si no se hace nada para impedirlo, según el emisario para Siria, Staffan de Mistura.

Por el momento, la ONU no ha conseguido hacer llegar la ayuda humanitaria a los 250.000 habitantes del este de Alepo, asediados desde julio. El régimen tampoco ha permitido el acceso al personal médico a pesar de que “no hay actualmente ningún hospital en funcionamiento”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Para el régimen, “la estrategia del asedio consiste esencialmente en generar suficiente sufrimiento y miseria para que los civiles se vuelvan en contra de sus defensores”, afirma Hokayem.

Los habitantes parecen no tener más opción que morir o rendirse, algo que han rechazado hasta ahora.

Pero el empeoramiento de la situación podría alterar tal disposición, y se “podría repetir” el caso de Daraya, una ciudad cercana a Damasco que aguantó cinco años “antes de verse finalmente obligada a aceptar la evacuación”, según una fuente europea.

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