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Turismo alternativo en los Altos del Golán

Unos cincuenta jóvenes árabes israelíes escuchan atentamente al guía de la excursión en un edificio abandonado en los Altos del Golán. A lo lejos se ve la humareda provocada por los combates en Siria.

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Emad Madah les explica la guerra, pero también les habla de la naturaleza y del medio ambiente, desde esta meseta fronteriza ocupada por Israel durante la Guerra de los Seis Días, en 1967, y anexionada más tarde.

Los jóvenes parecen encantados. “Cada vez aprendo más cosas sobre la naturaleza, y revivo en mi cabeza los acontecimientos de la historia”, dice Roni Haloon, un estudiante de 23 años del pueblo árabe israelí de Isfiya, que viene por segunda vez.

Oriente Medio está lleno de playas y balnearios para pasar las vacaciones, pero también ofrece alternativas para emplear el tiempo de ocio en mejorar los conocimientos sobre la geopolítica regional.

Emad Madah no es el único que organiza visitas a propósito de la belleza y la historia de la región. Muchos israelíes y palestinos proponen viajes por otras zonas ocupadas, como Cisjordania, para dar su versión sobre uno de los conflictos más antiguos del planeta.

Las excursiones de Emad Madah atraen sobre todo a los jóvenes. Madah es un árabe israelí, es decir, descendiente de los palestinos que se quedaron en sus tierras tras la fundación de Israel en 1948. Es ciudadano israelí.

El objetivo del proyecto es “a la vez educativo y lúdico”, afirma. No se trata sólo de ganar dinero, sino de ayudar a la gente a “entender el Golán sirio antes y después de la ocupación” israelí.

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Sus excursiones de un día -unas diez horas, de la mañana a la noche, por un precio de 100 séqueles (26 dólares)- son beneficiosas para la economía local, sobre todo para los restaurantes y vendedores de cereza, manzanas, peras y melocotones.

– ‘Érase una vez una aldea…’ –

Madah se lanzó hacia el turismo alternativo hace siete años. Hace poco contaba a sus clientes el destino de Quneitra, una localidad situada al otro lado de la línea de demarcación. En 1967, fue conquistada por Israel y en 1973 pasó a control sirio. Más tarde volvió a manos de Israel, que se retiró de ella en 1974.

Ahora está en poder de los rebeldes que luchan contra las tropas del presidente sirio, Bashar al Asad. Cerca de allí, del lado israelí, el Ejército autoriza las visitas a los antiguos cuarteles generales de las fuerzas armadas sirias.

El edificio de tres plantas aún tiene cicatrices de los combates. Una placa honra la memoria del espía Eli Cohen, considerado como un héroe por los israelíes por su papel en la victoria sobre Siria. Los sirios lo ahorcaron en 1965.

Desde ese lugar, los turistas se encaminan al río Hasbani, un foco de tensión entre Israel y Líbano que casi desencadena una guerra en 2002, explica Madah.

Antes de 1967, el Golán ocupado por Israel, un macizo compuesto de basalto, albergaba 250 aldeas y unos 150.000 habitantes, dice Madah.

La mayoría fueron destruidas. Sólo quedan las de Ein Qiniye, Buqata, Masada, Majdal Shams y Ghajar. Antes de 1967, vivían cristianos, musulmanes, drusos y circasianos. Muchos se fueron a Siria durante la guerra.

Alrededor de 22.000 drusos sirios viven en la parte israelí de la meseta, así como 25.000 israelíes llegados después de 1967.

“Aquí había un pueblo”, explica Madah en el camino de vuelta a su aldea natal de Majdal Shams, haciendo referencia a la antigua aldea de Jbat al Zeit, que fue sustituida por la colonia israelí de Neve Ativ.

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