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El primer ministro búlgaro, el conservador Boiko Borisov, anunció su dimisión tras la derrota anunciada de su candidata en los comicios presidenciales de este domingo ante un general socialista opositor y considerado más favorable a Moscú, con lo que se abre un nuevo periodo de incertidumbre para el país.
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Según los conteos efectuados por dos encuestadoras, Rumen Radev obtuvo 58% de los votos, contra 35% de la presidenta del Parlamento, Tseska Tsatcheva.
“Presentaré mi renuncia mañana (lunes) o el día siguiente (…) Los resultados muestran claramente que la coalición gobernante perdió la mayoría”, dijo Borisov a los periodistas.
El primer ministro, en el poder desde 2014 y cuyo mandato termina en 2018, había dicho que si finalmente Tsatcheva pierde, presentaría su renuncia.
“Le corresponde a la gente decidir: si quieren una crisis política, la van a tener”, dijo el primer ministro cuando emitió su voto.
En la primera vuelta del 6 de noviembre, el general Radev, ex jefe de la fuerza aérea, de 53 años y un novato en política, sorprendió al obtener tres puntos más que la presidenta del Parlamento, criticada por su falta de carisma.
“Es una victoria para todo el pueblo búlgaro. La democracia venció a la apatía y al miedo hoy”, dijo este domingo en la noche Radev a la cadena BNT.
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Borisov, que dirige un Gobierno minoritario, perdió parte de su popularidad en los últimos tiempos, debido a las difíciles reformas llevadas a cabo en un país lastrado por la corrupción y la ineficacia de los servicios públicos. Pero sigue siendo el favorito en caso de elecciones anticipadas.
El director de la encuestadora Gallup, Parvan Simeonov, estimó que el resultado “es claramente un voto de protesta”.
“Yo voté en contra de Borisov porque no creo que él sea honesto y no ha hecho nada para mejorar nuestras vidas”, dijo Zora Kardachka, una limpiadora de 52 años.
Durante la campaña, los dos candidatos se opusieron sobre su relación con Rusia, de la que Bulgaria depende casi por completo en el ámbito energético.
El candidato socialista se mostró favorable a un levantamiento de las sanciones europeas contra Rusia y declaró que “Crimea (península ucraniana anexionada por Moscú en 2014) es rusa”.
En cambio, Tsatcheva prometió “preservar la orientación europea y euroatlántica” de Bulgaria, y su partido agitó el fantasma de un regreso al “totalitarismo comunista”, que podría “provocar la suspensión de los fondos europeos”.
Ante esos ataques, Radev defendió su neutralidad, recordó que “es un general de la OTAN formado en Estados Unidos” y aseguró que “la pertenencia a la UE y la OTAN no tiene alternativa”.
“A la inestabilidad estamos acostumbrados. Lo que Bulgaria necesita es una nueva cara, alguien que defienda los intereses nacionales en lugar de decir que “sí” a todo a la Unión Europea y a Estados Unidos”, opinó el empresario Assen Dragov, de 39 años, tras emitir su voto en Sofia.