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El triunfo de Trump se celebra en Miami con un habano cubano

Huele a habano en el café Versailles. Unas 200 personas celebran el triunfo de Donald Trump en este clásico lugar de encuentro de la comunidad cubana en la Pequeña Habana en Miami.

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Algunos están arropados en banderas de Estados Unidos, otros visten gorras con el eslogan “Make America great again” (Hagamos de Estados Unidos un gran país de nuevo) que el candidato republicano repitió una y otra vez en su feroz campaña a la Casa Blanca.

“Queríamos un cambio, no queríamos que el país siguiera inclinaciones socialistas, se han perdido muchos trabajos”, comentó Miguel Alejandro, agarrando su bandera gigante con cuidado para que no tocara el suelo.

“No es el país que era cuando llegué en balsa en 1993, que te recibía con gran emoción”, dijo el cubano de 45 años a la AFP.

Trump ganó la presidencia de Estados Unidos contra todo pronóstico. Aunque la comunidad cubana en Miami, tradicionalmente republicana, nunca perdió la esperanza.

Por primera vez en la historia, el voto latino, que rompe récords cada cuatro años debido al crecimiento de su población, podía ser decisivo y ayudar a la demócrata Hillary Clinton a alcanzar la Casa Blanca.

No lo fue. En Nueva York, un bar mexicano donde se esperaba la fiesta quedó desierto. Muchos jóvenes demócratas prefirieron irse porque, a fin de cuentas, a nadie le gusta llorar en público.

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“Qué tristeza este resultado, refleja mucho la mayoría de este país, la falta de educación, el racismo. La gente no se informa bien, ya vemos los efectos en el mercado. El Dow está bajando siete puntos y Wall Street ni siquiera ha abierto”, señaló Karen Aliaga, una peruana de 33 años que vive en Nueva York y trabaja en publicidad.

“Acabé de regresar a Estados Unidos de vivir en el extranjero, pero si Trump gana probablemente me tendré que mudar”, dijo Jessica Fryman, quien visitaba a una amiga en la gran manzana desde Nevada.

Probablemente esté haciendo los planes. De hecho, la página web de migración de Canadá quedó fuera de servicio, según los medios de prensa, por el temor a Trump y sus arengas contra los inmigrantes musulmanes e hispanos, a los que ha amenazado con deportar.

“Trump maneja muy bien las redes sociales, sabe lo que vende y quién es su target y lo que tiene que decir para dejar satisfechos a sus votantes. Va a tener que hacer algo con todo lo que dijo de los inmigrantes”, añadió Fryman, de 27 años, en referencia al muro de 3.200 kilómetros que Trump prometió construir en la frontera con México.

– ¿aTRUMPcalipsis? –

Pero en el Versailles sólo se respira felicidad… y humo de habano.

“Gracias a Dios que ganó Trump porque la razón por la que este mundo está como está es porque hemos perdido la fe”, explicó entre lágrimas de emoción Ileana García, una cubana de 58 años que trabaja en la gigantesca ferretería The Home Depot.

“Me gusta todo de Trump. No estoy de acuerdo con algunas cositas, como su irrespeto a las mujeres. Pero es un hombre de pueblo. Habla como yo, y cuando tenemos que decir ‘fuck you’ [jódete], decimos ‘fuck you"”, lanzó sin poder decir qué acciones debe tomar Trump para mejorar el rumbo del país.

El ánimo crecía a medida que pasaban las horas. Bocinas de automóviles sonaban al pasar al lado del Versailles, con banderas ondeando desde las ventanas y algún conductor que gritaba, en inglés: “¡Hillary apesta! Perdedora, perdedora”.

En un momento, los manifestantes recibieron pedradas desde algún lugar desconocido que la policía actualmente investiga, aunque nadie resultó herido.

En tanto, los lamentos en las redes sociales por el triunfo del republicano de 70 años fueron interminables. “Misoginia e ignorancia en acción. Es hora de convertirse en los Estados Unidos de la Costa Oeste”, escribió un internauta en California, un estado completamente demócrata.

“No estoy segura de cómo le explicaré a mi hijo la elección que hizo este país”, publicó una madre preocupada. Y, con humor, uno simplemente preguntó con gracia: “¿aTRUMPcalipsis?”.

En Carolina del Norte, una enfermera de 46 años estaba desconcertada. “Es el fin de Estados Unidos como lo conocemos. Da miedo”, comentó Robin Munsey a la AFP.

Los 50 millones de hispanos en Estados Unidos representan la primera minoría del país. A ellos se les suma los 11 millones de indocumentados que Trump amenaza con deportar.

Y en Los Ángeles, donde los inmigrantes sin papeles abundan, nadie ponía en duda el triunfo de “La señora”.

“Ese tipo es casi un nazi”, lanzó Margarito Salinas, de 88 años, que el martes perdió su voto.

Pero la fiesta en el Versailles es a lo grande. Presidente y Congreso republicano, un sueño por fin hecho realidad.

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