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El exdictador filipino Ferdinand Marcos puede ser enterrado en el cementerio reservado a los héroes de la nación, decretó este martes la Corte Suprema de Filipinas, en una decisión muy controvertida por los crímenes de guerra que se le imputan.
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La más alta jurisdicción del país aprobó por una aplastante mayoría la decisión del presidente filipino Rodrigo Duterte de permitir el traslado de los restos de Marcos (1917-1989) al “Cementerio de los Héroes” de Manila, anunció el portavoz de la Corte, Theodore Te.
El cuerpo embalsamado de Marcos yace actualmente en una cripta en el domicilio familiar en la provincia de Ilocos Norte, en el norte de Filipinas.
“Ninguna ley no prohíbe ese entierro”, declaró Te al leer un resumen de la decisión que provocó escenas de alegría entre los centenares de partidarios de Marcos reunidos frente a la sede de la Corte Suprema.
Ferdinand Marcos, elegido presidente en 1965 y reelegido en 1969, decretó la ley marcial en 1972, invocando el peligro de una rebelión comunista.
Desde, entonces gobernó el archipiélago con mano de hierro hasta la revolución de 1986, que lo llevó a abandonar el poder y huir a EEUU con su familia.
Con el apoyo indefectible de EEUU, Marcos reprimió duramente a la oposición, incluso a la moderada, encarnada por el senador Benigno Aquino, cuyo asesinato en 1983, cuando regresaba de su exilio en EEUU, desató la movilización que culminó con el fin de la dictadura.
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Al mismo tiempo los medios de comunicación desarrollaban el culto de la personalidad del dictador y su esposa Imelda, conocida por su vida lujosa y extravagante en un país de extrema pobreza.
“El gobierno de Marcos fue de una excepcional violencia”, escribió el investigador estadounidense Alfred McCoy.
Las fuerzas de seguridad mataron durante el gobierno de Marcos a 3.257 personas, cuyos cadáveres aparecían a menudo en las calles para aterrorizar a la población.
Además 35.000 personas fueron torturadas y 70.000 sufrieron prisión arbitraria, señaló McCoy.
Marcos, acusado también de haberse apropiado 10.000 millones de dólares pertenecientes al estado, falleció tres años más tarde, el 28 de septiembre de 1989, en Hawái.
Después de la muerte de Marcos, su familia pudo regresar a Filipinas y años después retornar a la actividad política.
Imelda Marcos, la viuda del patriarca, nacida en 1929, fue elegida diputada en 1995. Tras una pausa, volvió a ser diputada en 2010 y reelegida en mayo pasado para un tercer mandato.
Imee Marcos, la hija del patriarca, fue electa gobernadora de Ilocos Norte, y el hijo, Ferdinand Marcos Jr., fue diputado y senador.
Desde hace años, la familia Marcos desarrolla una campaña para que este sea enterrado en el cementerio de los héroes de la nación, demanda que los anteriores presidentes habían rechazado.
Sin embargo, la situación cambió con el nuevo presidente, Rodrigo Duterte, elegido en mayo pasado con el apoyo político y financiero del clan Marcos.
A pesar de sus discursos contra la corrupción, Duterte dijo siempre que Marcos fue el mejor presidente que ha tenido Filipinas.
Ferdinand Marcos es considerado como el segundo dirigente más corrupto de todos los tiempos por la organización Transparencia Internacional.
En agosto pasado, la Comisión Histórica Nacional de Filipinas, un organismo gubernamental, se pronunció contra el proyecto. “Marcos mintió sobre las medallas estadounidenses que decía haber recibido” y “su expediente militar está lleno de mitos y de incoherencia”, afirmó la Comisión.