El ejército ruso negó este lunes que hubiera niños en una escuela de la provincia siria de Idlib, donde a finales de octubre murieron 28 personas en un bombardeo que los medios occidentales atribuyen a Rusia.
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“No ha sido presentada ninguna prueba, ni siquiera indirecta, de la presencia de niños en el edificio”, situado en el pueblo de Hass, en el noroeste de Siria, dijo en un comunicado el portavoz del ejército, Igor Konachenkov.
El 26 de octubre el bombardeo aéreo de una escuela en Hass mató a 22 niños y a seis profesores, según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Tras el bombardeo, varios medios árabes y occidentales acusaron a Rusia, aliada del régimen sirio, de “crímenes de guerra”.
En un informe publicado el domingo, la oenegé Human Rights Watch retomó esta acusación, a la que respondió el lunes un portavoz del ministerio ruso de Defensa calificándola de “poco creíble”.
Tras el bombardeo, los responsables de la diplomacia rusa ya desmintieron ser responsables del ataque pero no pusieron en duda el balance de víctimas.
Desde el 30 de septiembre de 2015, la aviación rusa interviene para dar apoyo al presidente sirio Bashar Al Asad y asegura atacar sólo “objetivos terroristas”.
Sin embargo los occidentales acusan a algunos pilotos rusos de atacar a los rebeldes moderados y de cometer “crímenes de guerra” contra los civiles.
