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Las derrotas militares que ha sufrido el Estado Islámico (EI) en Irak y Siria disminuyen el poder de atracción de este grupo yihadista, pero su capacidad para perpetrar ataques contra Occidente sigue siendo real, estiman varios expertos.
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“Es capital arrebatar al EI sus santuarios donde recauda fondos y entrena a sus combatientes, pero las derrotas militares que ha sufrido no erradican la amenaza”, estima Anthony Cordesman, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), en Washington.
Abu Bakr al Baghdadi, el número uno del EI, proclamó en junio de 2014 la instauración de un “califato” en los territorios conquistados en Siria e Irak y llamó a los musulmanes a tomar las armas.
Miles de reclutas respondieron a su llamamiento, entre ellos varios franceses y belgas que se entrenaron en los campamentos del EI antes de regresar a Europa y matar a 130 personas en ataques coordinados el 13 de noviembre de 2015 en París.
Desde entonces, varias ciudades estratégicas del “califato” han sido reconquistadas.
Las fuerzas iraquíes, apoyadas por una coalición internacional, lanzaron a principios de noviembre una ofensiva para liberar la ciudad de Mosul, feudo del EI en Irak.
El sábado, una fuerza árabo-kurda apoyada por Estados Unidos lanzó una ofensiva para reconquistar Raqa, capital de facto del EI en Siria.
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– Disminución del flujo de combatientes –
La presión militar ha hecho que se reduzca el número de combatientes extranjeros que viajan a Irak y Siria para unirse a las filas del EI.
Según el Pentágono, el flujo de combatientes extranjeros ha caído de 2.000 mensuales a principios de 2015 a 200.
Los controles más estrictos en la frontera turca -la principal puerta de entrada a Siria- y una mejor vigilancia por parte de los servicios de inteligencia europeos han contribuido también a disminuir el flujo de reclutas extranjeros.
La ofensiva militar ha tenido igualmente consecuencias en las operaciones de propaganda del grupo extremista, eje central de su política de reclutamiento.
El número de artículos o vídeos publicados en medios yihadistas oficiales ha disminuido en un 70%, pasando de 700 mensajes en agosto de 2015 a 200 este verano, según un informe del Centro antiterrorista de la academia militar estadounidense de West Point (CTC).
“El principal argumento de venta del EI era la instauración de un califato”, explica Daniel Milton, del CTC. Pero ahora el grupo yihadista “mantiene difícilmente la apariencia de un Estado funcional”.
No obstante, para los expertos, ni la desaparición del “califato” ni un regreso del grupo a la clandestinidad impedirán que siga inspirando ataques contra Occidente.
– ‘Un poderoso imán’ –
“Para sus simpatizantes en Estados Unidos, Europa y en otras partes del mundo (…), la organización sigue siendo un poderoso imán”, señala el grupo de expertos en seguridad Soufan.
Con sus reveses militares en Siria e Irak, se prevé “un aumento de sus seguidores en el exterior”, agrega este grupo con sede en Estados Unidos.
Los ataques como los del París, que necesitaron una minuciosa planificación, se han vuelto más complicados, por lo que los gobiernos occidentales temen un aumento de ataques individuales de un yihadismo “inspirado” en las redes sociales.
“Habrá probablemente menos operaciones de envergadura, pero más actos individuales, inspirados en internet”, explica Didier Le Bret, quien coordinaba los servicios de inteligencia de Francia hasta septiembre.
Las autoridades francesas, por ejemplo, sospechan que Rachid Kassim, un propagandista del EI nacido en Francia, dirigió a través de la mensajería cifrada Telegram el ataque contra una iglesia de julio en el que un sacerdote fue degollado.
A esto, se añade la cuestión del regreso a sus países de los combatientes extranjeros que partieron a hacer la yihad.
Entre estos 40.000 yihadistas, “algunos regresarán a sus países e intentarán retomar una vida normal. Pero otros serán como ‘caballos de Troya’ que cometerán atentados”, señala el estadounidense Joby Warrick, ganador del Pulitzer en 2016 por su libro de investigación ‘Bajo la bandera negra’.
Para Le Bret, pese a sus derrotas militares, “el EI conservará su poder principal, el de fragilizar nuestras sociedades desde dentro”.