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La batalla por retomar Raqa al grupo Estado Islámico (EI) será larga y difícil, debido a la feroz resistencia con que los yihadistas defienden su “capital” en Siria y a las complejas relaciones entre Estados Unidos y sus aliados sobre el terreno.
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Unos responsables estadounidenses y de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) -la alianza kurdoárabe que lanzó el domingo la operación ‘Cólera del Éufrates’- avisaron de que la ofensiva, que implica a unos 30.000 combatientes, no será sencilla.
“Al igual que en Mosul (donde el EI está cercado por las fuerzas iraquíes), la batalla no será sencilla y la tarea que nos espera será dura”, dijo el secretario estadounidense de Defensa, Ashton Carter, poco después del lanzamiento de la operación respaldada por los aviones de la coalición internacional antiyihadista.
“Siempre dijimos que la fase para aislar (Raqa) tardaría meses”, precisó el jefe de Estado Mayor estadounidense Joseph Dunford.
Presionado desde distintos frentes en Siria y en Irak, el grupo ultrarradical vive el momento más crítico de su historia desde que autoproclamó su “califato” en ambos países en 2014.
El EI ha perdido varios de sus bastiones en los últimos meses, entre ellos una serie de ciudades claves en la frontera turca por las que hacía transitar a hombres y armas.
– Luchar ‘hasta el final’ –
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Pero Raqa, donde la organización realizó ejecuciones atroces y planeó atentados en Europa, sigue siendo su capital, y ahí se instalaron decenas de miles de yihadistas extranjeros con sus familiares, según los ministerios de Relaciones Exteriores occidentales.
“En Raqa, el importante contingente de combatientes extranjeros lucha entre la espada y la pared porque tendrá pocas o ninguna posibilidad de evacuar a mujeres y niños”, explica a la AFP Romain Caillet, experto en cuestiones islamistas.
Según él, “Raqa es la ciudad donde se concentra el mayor número de yihadistas extranjeros del EI”, incluidos numerosos europeos, que “probablemente lucharán hasta el final”.
Desde el domingo, las FDS avanzaron, pero los yihadistas las afrontan con su arma predilecta: los coches bomba.
– Sincronizar Raqa y Mosul –
La simultaneidad de las batallas de Mosul y Raqa también implica dificultades en el ámbito militar, sobre todo para la coalición internacional, aunque algunos responsables, como Carter, defendieron la importancia de esa sincronización.
“Sería dificíl para la coalición sincronizar y organizar” los movimientos entre las dos batallas y repartir con eficacia sus medios aéreos, había reconocido a finales de octubre un militar estadounidense de alto rango.
Pero es en el ámbito diplomático donde la batalla de Raqa podría convertirse en un rompecabezas.
Brett McGurk, el enviado estadounidense para la coalición antiyihadista, reconoció el domingo que hay “muchos intereses y distintas partes” en esta lucha contra el EI.
Las FDS integran a combatientes árabes, pero se componen sobre todo de soldados kurdos, a los que Estados Unidos considera los más eficaces en el combate contra los yihadistas.
Y esta cooperación kurdoestadounidense irrita a Turquía, otra aliada de Washington, cuya peor pesadilla sería que Estados Unidos reconociera la autonomía a la que aspiran los kurdos de Siria.
Para Mutlu Civiroglu, experto kurdo que reside en Washington, “los kurdos aceptaron llevar a cabo esta operación para proteger el territorio bajo su control” y también para “demostrarle al mundo que son la mayor fuerza que puede vencer al EI”.
Las FDS anunciaron haber cerrado un “acuerdo” con Estados Unidos para excluir a Turquía de la operación en Raqa.
Pero unos responsables estadounidenses precisaron que debatirán las etapas posteriores a la ofensiva con todos sus aliados, incluida Ankara.
La ofensiva sobre Raqa tampoco es del gusto de la oposición siria. “Son los rebeldes quienes deben liberar Raqa con el apoyo de Turquía y la coalición”, afirmó a la AFP Ahmad Ramadan, un portavoz de los opositores al régimen de Bashar al Asad.