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Arabia Saudita e Irán libran una guerra a distancia en el norte de Nigeria

El norte de Nigeria, de población musulmana, está devastado por la insurrección del grupo islamista sunita Boko Haram y ahora parece sumirse en una nueva guerra, esta vez por procuración entre Irán y Arabia Saudita, entre grupos rivales de las dos principales ramas del islam.

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El 12 de octubre, varios miembros de grupo Izala (“Los que defienden la vuelta a la enseñanza del profeta” Mahoma), apoyado por Arabia Saudita (un país mayoritariamente sunita) atacaron a integrantes del Movimiento Islámico de Nigeria (IMN), una agrupación extremista chiita proiraní.

Ese día, en el que se conmemoraba la Ashura, la celebración más religiosa del calendario chiita, la violencia se propagó por varios estados del norte, poblado sobre todo por sunitas. En varias ciudades donde las autoridades prohibieron a los chiitas hacer procesiones religiosas, una muchedumbre arremetió contra los peregrinos.

Según el IMN, las fuerzas de seguridad del estado de Katsina (norte) mató a diez de sus miembros e hirió a 50. En Kaduna, donde el IMN está prohibido desde octubre, también murieron dos integrantes del movimiento. Según testigos, varios grupos saquearon e incendiaron casas durante dos días al grito de: “no queremos más a los chiitas”.

La hostilidad hacia los chiitas en el norte del país, sobre todo en Kaduna, convertida al salafismo, ha aumentado recientemente. Los imanes no dudan en usar los sermones para predicar contra esta minoría, afirman varios habitantes.

El IMN no reconoce la autoridad del gobierno central y es partidario de la instauración de un régimen como el iraní, sobre todo en Kaduna.

Amnistía Internacional acusó al ejército de haber matado a más de 350 musulmanes chiitas entre el 12 y el 14 de diciembre de 2015 en Zaria (estado de Kaduna) y de haber enterrado los cadáveres en una fosa común. Se abrió una investigación, que concluyó que 347 chiitas fueron abatidos, pero ningún militar fue condenado.

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El jefe de IMN, Ibrahim Zakzaky, fue detenido en diciembre, pero sigue sin juicio y en paredero desconocido. Un centenar de miembros del grupo están encarcelados en la prisión de Kaduna, en espera de proceso judicial.

Estos enfrentamientos y la reciente espiral de tensión indican que la guerra por procuración entre Arabia Saudita e Irán, librada en países como Líbano, Siria, Yemen y Pakistán, ha llegado a Nigeria, concluyen varios expertos.

“Es un hecho que Arabia Saudita financió las campañas antichiitas en muchas regiones del mundo”, declaró a la AFP el politólogo Abubakar Sadiq Mohamed. “Si los ataques contra los chiitas se intensifican, es evidente que Irán les ayudará y que Arabia Saudita respaldará los ataques”.

El dirigente de Izala, Abdullahi Bala Lau, es acusado de haber favorecido la ira declarando que la Constitución nigeriana sólo reconoce el islam sunita. Su grupo mantiene relaciones estrechas con Riad y con el gobierno de Nigeria, y su cadena de televisión por satélite, Manara, optó por una retórica antichiita.

Los dirigentes de Arabia Saudita y de Irán contactaron al presidente nigeriano Muhammadu Buhari tras los ataques de Zaria.

El presidente iraní Hasan Rohani acusó a un “grupo” de “sembrar el grano de la discordia entre musulmanes en países islámicos”, en una clara alusión a Arabia Saudita.

Según varios medios nigerianos, el rey saudí Salman apoyó la operación contra el IMN, describiéndola como “un combate contra el terrorismo”.

“Las respuestas de Irán y de Arabia Saudita a los enfrentamientos de Zaria ilustran corrientes sectarias”, según el politólogo Abubakar Sadiq Mohamed.

– Resentimiento mutuo –

El IMN surgió como un movimiento estudiantil en 1978, pero acabó como grupo revolucionario inspirado en la revolución iraní de 1979.

En 1996 abrazó el islam chiita, agravando el resentimiento mutuo con los wahabitas conservadores, entre ellos Izala, creado en 1978 por un religioso saudí.

Izala recibió fondos de Arabia Saudita y entre sus miembros figura gente adinerada, lo que ha permitido la construcción de mezquitas y colegios.

Las arengas de Izala contra el IMN y el islam chiita se han multiplicado desde diciembre, hasta el punto de apoyar la represión en Zaria.

Al menos cinco estados del norte de Nigeria han seguido el ejemplo de kaduna y prohibido a IMN la organización de procesiones.

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