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El expresidente francés Nicolas Sarkozy volvió a ser blanco de las críticas de sus rivales este jueves, en el segundo debate de las primarias de la derecha francesa en las que se elegirá al candidato para las elecciones presidenciales de 2017.
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El gran favorito de estas primarias, el exprimer ministro Alain Juppé, salió casi indemne del segundo debate organizado por el partido Los Republicanos (LR, derecha) y sólo fue criticado por su edad, 71 años.
A este veterano de la política se le considera vencedor de la cita televisada, con un 34% de opiniones positivas frente al 24% de Sarkozy.
Las primarias del 20 y 27 de noviembre de la derecha son de gran importancia ya que, frente a un partido socialista en el poder en plena crisis de liderazgo, el vencedor tiene grandes posibilidades de convertirse en mayo en el próximo presidente de Francia.
La inmigración, la seguridad y la lucha contra el terrorismo acapararon el debate entre los siete candidatos de la derecha.
“Conozco el peso de la función” y “tengo energía y voluntad”, alegó Nicolas Sarkozy, durante la cita que duró más de dos horas.
El debate arrancó con el tema de la crisis migratoria, uno de los más candentes de la actualidad francesa, tras la evacuación la semana pasada del campamento de migrantes de Calais y la multiplicación en los últimos días de los asentamientos informales en las calles de la capital francesa.
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La política migratoria del expresidente Nicolas Sarkozy —sobre todo la firma de los acuerdos de Touquet en 2003, que sitúan la frontera franco-británica en territorio francés— se convirtió rápidamente en el centro de las críticas de sus contrincantes, muchos de los cuales fueron ministros de su gobierno durante su mandato comprendido entre 2007 y 2012.
“La mayoría de migrantes quiere ir a Reino Unido. Tenemos que ir a Reino Unido, ver a [la primera ministra] Theresa May y renegociar con ella estos acuerdos”, respondió Sarkozy.
– La amenaza del Frente Nacional –
Los candidatos criticaron también la decisión de Sarkozy de presentarse a un nuevo mandato, tras su derrota frente al socialista François Hollande en 2012, pese a que había anunciado que se retiraba de la política.
“Algunos prometieron no presentarse a un nuevo mandato si salían derrotados”, proclamó, desafiante, Bruno Le Maire, exministro de Agricultura de Sarkozy.
“¡Comienza primero con ser elegido y verás que es difícil!”, replicó Sarkozy, añadiendo en tono irónico que ninguno de ellos, cuando eran sus ministros, “le pidieron salir del gobierno”.
El exjefe del Estado prefirió dirigir sus armas contra su principal rival, el moderado Alain Juppé.
En una alusión clara a su edad, Sarkozy anunció que si gana las presidenciales en 2017, no se representará en 2022, con 67 años.
Los sondeos prevén una derrota de Sarkozy frente a Juppé, que se presenta como la mejor opción para unir al electorado de la derecha moderada, del centro y de una parte de la izquierda decepcionada por el mandato del presidente del país, el socialista François Hollande.
Juppé, que ha anunciado que si gana solo estará un único mandato, advirtió que si la derecha no responde a las expectativas de los franceses durante los próximos cinco años el ultraderechista Frente Nacional podría llegar al poder en 2022.
“Si nos va mal, ninguno de ellos [sus seis rivales en las primarias] me sucederá”. “Podría ser el Frente Nacional”, señaló.