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Serio, discreto y educado, Evan McMullin es exactamente lo opuesto a Donald Trump. Este mormón de 40 años, exagente de la CIA, sale de las sombras para desafiar al mediático candidato presidencial en Utah, un bastión republicano.
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“Soy el verdadero conservador de estas elecciones”, aseguró McMullin, un desconocido hasta que entró en la carrera presidencial en agosto como independiente.
Faltan pocos días para las elecciones y McMullin le pisa los talones al magnate inmobiliario en este estado del oeste de Estados Unidos, donde la población es 60% mormona y la mayoría vota al bando republicano desde hace décadas.
Si gana, será la primera vez en más de 50 años que un independiente gana un estado en las presidenciales.
McMullin busca su lugar en la historia, recorre Utah de arriba a abajo, asiste a almuerzos de beneficencia, se reúne con hispanos para responder a sus dudas, o simplemente se toma una fotografía con un seguidor.
Este joven político -delgado, con ojos azules, cabeza rapada y siempre de punta en blanco- se presenta como la opción que puede salvar a Estados Unidos de “los candidatos corruptos y arribistas”.
– Contra el muro –
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“No dejemos que este estado vaya a Donald Trump. Seamos firmes en nuestros principios, por la libertad, por la igualdad de todas las razas y religiones”, declaró en una palestra de estudiantes en la Universidad de Salt Lake City, capital de Utah…. y de los mormones.
El mensaje dio en el blanco. Las acusaciones contra Trump de agresiones sexuales fueron un puñetazo en la cara para esta comunidad puritana.
Entre los mormones, perseguidos y además defensores de la libertad religiosa, los comentarios de Trump sobre los musulmanes también suscitaron muchas críticas.
Asimismo, esta comunidad es más abierta que otras religiones cristianas al tema migratorio, por su fuerte presencia en Sudamérica.
“¿Usted también va a construir un muro en la frontera mexicana?”, le preguntó en español una mujer angustiada, en referencia a una de las promesas de Trump.
“Tenemos que resguardar la frontera, los expertos recomiendan el muro en algunos lugares, sensores en otros. Pero no creo que México pagara por eso”, dijo entre risas.
“Estoy en contra de deportar 11 millones de indocumentados para no perjudicar a las familias y a nuestra economía”, añadió entre aplausos, en oposición a otra de las promesas del millonario.
A pesar del aspecto recatado, McMullin no es tan convencional. Es soltero y no tiene hijos, a una edad en la que muchos de sus correligionarios se hacen abuelos, y su madre se volvió a casar pero con una mujer, algo que su iglesia no termina de aceptar.
– ¿Y si hay empate? –
Nacido en Provo, feudo mormón, McMullin viajó como misionero a Brasil y trabajó con el programa de refugiados de la ONU en Jordania, antes de pasar 11 años en la plantilla de la CIA.
Después de trabajar dos años en el banco Goldman Sachs, se convirtió en asesor de asuntos extranjeros de la Cámara de Representantes, y luego fue uno de los responsables de la House Republican Conference, una instancia del Partido Republicano.
Sin embargo, dejó el partido tras la nominación republicana a la presidencia de Trump.
En ese momento, un grupo de republicanos en desacuerdo con el magnate lanzó a McMullin a la contienda electoral.
En caso de un empate en las elecciones del 8 de noviembre, podría privar tanto a Trump como a Clinton de los seis representantes electorales de Utah en el colegio electoral e impedir que lleguen a los 270 necesarios para recibir las llaves de la Casa Blanca. Según la 12º enmienda de la Constitución, en caso de empate, es el Congreso el que escoge al presidente.
Consciente del peligro, Trump lanzó sus dardos contra “este personaje (…) yendo de café en café” que le hace “daño” a su campaña en Utah.
“Nunca escuchaste de mi porque mientras tú acosabas mujeres en concursos de belleza, yo me enfrentaba a terroristas en el exterior”, le respondió por Twitter.
– Amenazas de muerte –
McMullin dijo que ha recibido amenazas de muerte de partidarios xenófobos de Donald Trump.
Lou Dobbs, conductor del canal de derecha FOX, lo llamó “marioneta de la mafia mormona y de [Mitt] Romney”, candidato republicano en 2012 e influyente mormón, que se opone con ferocidad a Trump.
Oficialmente no apoya a McMullin, aunque su compañera de fórmula Mindy Finn, trabajó con Romney en 2012.
Consiguieron reunir un millón de dólares, esencialmente de pequeños donantes.
Después de las elecciones del próximo martes, McMullin tiene pensado lanzar un “movimiento para la nueva generación de conservadores”, sin aclarar si lo hará dentro del ‘Grand Old Party’ o en solitario.