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Concentrado en su objetivo, disciplinado y subiendo en las encuestas, Donald Trump aparece inusualmente tranquilo en la recta final de la elección estadounidense, desde que el FBI machacó la campaña de Hillary Clinton al resucitar el escándalo de los emails.
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El anuncio del FBI lanzó a la campaña republicana un salvavidas en momentos en que se ahogaba por un vídeo de 2005 en el cual Trump hizo comentarios groseros y vulgares sobre su toqueteo a mujeres y una docena de féminas lo acusó de ataques sexuales.
Desde hace una semana, el nuevo escrutinio del FBI sobre el uso que Clinton hizo de un servidor privado de emails cuando era secretaria de Estado ha inflamado la base de simpatizantes del republicano y alimentó percepciones de que Clinton no es honesta.
Y hasta ahora Trump se ha agarrado a ese salvavidas con ambas manos, sin hacer llamadas provocativas a programas televisivos ni tuits de peleaa y acatando el guión que le lanza el apuntador electrónico en sus actos políticos.
Su mensaje se ha reducido a pocos puntos: que Clinton es corrupta, que no es fiable y que no puede ser presidenta, que Estados Unidos necesita un cambio y que ese cambio solo puede venir de un optimista ‘outsider’ político.
Es la disciplina que sus consejeros le han pedido desesperadamente que cultive durante meses, un hecho que Trump reconoce en comentarios que parecen hacerse eco de los consejos de su jefa de campaña, Kellyanne Conway.
“Amable y tranquilo. ¿No? No te vayas de tema, Donald, no te vayas de tema. No te desvíes, Donald. Amable y relajado”, dijo el miércoles en un acto optimista y triunfal en Pensacola, Florida, que terminó con un exuberante despliegue de fuegos artificiales.
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Luego hizo morder el polvo a Hillary. Si hay una cosa que puede provocar la ira de los republicanos y los independientes que se inclinan a votar al partido y que pueden hallar al multimillonario repugnante es la noción de que su oponente demócrata es incluso peor.
“Solo nos queda una persona, la deshonesta Hillary Clinton. Vamos a ganar”, dijo Trump a la multitud en Pensacola. “Miren, en resumidas cuentas, nadie quiere cuatro años más de Obama”, añadió.
– ¿Captó el mensaje? –
Pero aún está por verse si la exestrella de telerrealidad de 70 años puede continuar avanzando en línea recta en los cinco días que faltan para las elecciones.
Trump ya se ha calmado en el pasado, leyendo del apuntador y frenando las crisis en Twitter para luego tener una recaída cuando sube en los sondeos.
El catálogo de colapsos hubiera enterrado a un empresario menos desvergonzado. Además de acusaciones de ataque sexual en su contra, no pagar los impuestos y supuestos lazos con el Kremlin, heridas infligidas a sí mismo han paralizado su ímpetu con frecuencia.
Por ejemplo, al pelearse con los padres de un soldado estadounidense musulmán que murió en Irak, un Twitter en plena madrugada contra la “asquerosa” exMiss Universo venezolana Alicia Machado y su confrontación con un juez federal de origen mexicano.
La prensa estadounidense está repleta de historias sobre cómo los consejeros más cercanos de Trump o los jóvenes le piden que adopte un tono más presidencial.
En un artículo escrito antes del anuncio del director del FBI sobre los emails de Clinton, la revista New York comparó la tarea de Conway de manejar a su jefe con la de una madre de cuatro hijos “que ha tenido amplia experiencia con niños desobedientes”.
“Yo digo, ‘aquí hay un par de cosas interesantes que podemos tuitear hoy’. Es como decirle a alguien, ‘¿qué te parece tener dos brownies en vez de seis’?”, dijo Conway, citada en la revista.
Pero después de la maratoniana campaña marcada por insultos hacia todos los grupos demográficos del país menos quizás los hombres blancos, ¿es demasiado tarde?
No en una elección que depende de cuánta gente acuda a las urnas, dijo Robert Shapiro, profesor de ciencia política en la Universidad de Columbia.
“La gente puede haber tomado su decisión sobre él, pero lo que no es demasiado tarde es cualquier cosa que aumente la probabilidad de simpatizantes votando”, dijo Shapiro.
“Cuanto más hable de temas que son más generales y específicos en forma de críticas a Hillary Clinton o al gobierno de Obama, mejor”, dijo Shapiro. “Finalmente, debe haber captado el mensaje de sus familiares y de las personas que manejan su campaña”, estimó.