Nadie le pidió a Travis Rudolph que lo hiciera. Tampoco fue una sorpresa orquestada o un plan secreto para levantar el espíritu de este pequeño. El atleta vio una forma de ayudar y decidió hacer lo inesperado.
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Rudolph es un receptor abierto en Florida State University y probablemente jugará en la NFL algún día. Él, junto a otros jugadores de fútbol americano colegial, llevaron a cabo una visita a una escuela local el pasado 30 de agosto.
Durante la hora del almuerzo, Rudolph decidió buscar una rebanada de pizza en la cafetería y entonces notó a un niño comiendo solo en una mesa. El atleta le preguntó al pequeño si se podía sentar con él y comenzaron a charlar.
La carta de las gracias
Lo que Rudolph no sabía era que ese niño se sentaba solo todos los días y que sufre de autismo y tiene problemas para hacer amigos. Una persona que vio la atípica escena tomó una fotografía y se la envió a la madre del pequeño, Leah Paske.
Cuando ella descubrió que se trataba de un talentoso jugador de fútbol americano quien acompañaba a su hijo, no pudo contener las lágrimas y decidió escribirle una emotiva carta a Rudolph en agradecimiento por su buen gesto.
La carta, que se hizo viral en redes sociales, decía lo siguiente:
“Últimamente he tratado de recordar mi vida en la secundaria. ¿Me caían bien mis maestros? ¿Tan siquiera los recuerdo? ¿Tenía muchos amigos? ¿Me sentaba sola en el almuerzo? ¿Qué tan malvados eran los niños realmente. Recuerdo a un niño en el autobús que me llamó ‘Tammy Fay Baker’ porque comencé a utilizar delineador en sexto grado. Recuerdo que yo era ruda y le respondí llamándolo con un nombre ridículo, pero cuando ya nadie podía verme me puse a llorar. Sí, recuerdo que la secundaria daba miedo; y era difícil. Ahora que tengo un hijo empezando la secundaria sufro de ansiedad por él. Y puede ser abrumadora si la dejo. A veces me siento agradecida por su autismo. Eso puede sonar como algo horrible pero, de alguna manera, pienso, espero, eso lo protege. Él no parece notar que la gente se le queda viendo cuando agita sus manos. Parece no darse cuenta que ya no lo invitan a fiestas de cumpleaños. Y parece no importarle si come su almuerzo solo. Es una de mis preguntas diarias hacia él: ¿Hubo algún momento en el que te sentiste triste? ¿Con quién te sentaste a almorzar hoy? A veces la respuesta es ‘con un compañero de clases’, pero casi todos los días es ‘con nadie’. Esos son los días en los que me siento triste, pero a él parece no afectarle. Él es un niño muy cariñoso, que siempre tiene una sonrisa y un abrazo para cada persona que conoce. Un amigo mío me envío una hermosa fotografía hoy y cuando vi el texto que la acompañaba, ‘Travis Rudolph está almorzando con tu hijo’, yo respondí: ‘¿Quién es él?’. Entonces me dijo: ‘Es un jugador de fútbol americano de FSU. Yo comencé a llorar.