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Una práctica común se puso en evidencia en Paraguay, donde la clase rica adopta a niños pobres y los ponen a trabajar realizando labores domésticas.
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El criadazgo es una práctica en la que las familias pobres mandan a sus hijos como criados de la clase alta, a cambio de que los ricos se hagan cargo de las necesidades básicas del niño y les permitan obtener una educación, de acuerdo a información publicada por la “BBC“.
Las familias de clase alta ofrecen cuidar al menor en sus necesidades básicas y darles educación twitter.com/abjoseorue/ Foto:
Este intercambio se realiza desde hace décadas. Sin embargo, recién comienza a causar polémica mundial por el caso de Carolina Marín, una joven de 14 años que vivía como “criadita” en una casa en la localidad de Vaquería, a más de 200 kilómetros de Asunción.
La joven falleció por los golpes que le propinó el dueño de la casa con una rama de guayaba, después de que la encontró besándose con un albañil. El caso llegó hasta el parlamento de Paraguay, donde se impulsó un proyecto legislativo para prohibir el criadazgo en el país.
Según datos brindados por UNICEF, aunque el acuerdo es brindarle al menor una educación, esto no se concreta y frecuentemente los niños no asisten a la escuela, además de que están expuestos al abuso.
La Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia (SNNA) de Paraguay estimó en 2011 que 46 mil 993 niños y adolescentes estaban en situación de criadazgo; lo que corresponde al 2.5% de todos los menores de edad del país.
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Es una práctica que se ha vuelto costumbre desde hace décadas twitter.com/Marurley Foto:
La puerta a la explotación laboral
Según advirtió en 2014 la secretaría gubernamental, el 58% de las niñas víctimas de trata en Paraguay eran “criaditas”.
Eso no es todo. El peor panorama es al llegar a la adolescencia, pues nueve de cada 10 adolescentes denunciaron haber sido explotadas sexualmente cuando eran “criaditas”. “La relación es tan directa que es difícil no pensar en el criadazgo como su causa principal”, informa la SNNA en un comunicado.
Ante esta situación, la agencia gubernamental recomienda a las familias acogedoras no hacerse responsables de más de un niño, solicitar la guarda legal ante un juzgado y no forzarlo a trabajar; ya que es ilegal: “Inclusive, si la acción se realiza como una ayuda caritativa, no puede ser a cambio de fuerza de trabajo”, expresó la SNNA.