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Este viernes, tras un viaje al espacio, la empresa estadounidense Space X consiguió aterrizar el propulsor principal del cohete Falcon 9 en una plataforma sobre el oceáno Atlántico.
Es un paso grande para la compañía de Elon Musk y el futuro de la exploración espacial, ya que el objetivo principal de esta maniobra es poder reutilizar el cohete y así ahorrar una considerable cantidad de dinero en materiales, lo que resultaría en viajes espaciales más económicos.
Esta es la segunda vez que SpaceX aterrizó con éxito uno de sus cohetes. La primera ocurrió en diciembre de 2015, sobre una plataforma de tierra en Cabo Cañaveral, Florida.
Sin embargo, dominar el aterrizaje en plataformas en el océano es importante debido a que es el tipo de descenso que probablemente se realizará con más frecuencia.
En una reciente conferencia de prensa de la NASA, Hans Koenigsmann, vicepresidente de seguridad de la misión, declaró que los próximos dos a tres vuelos implicarán descensos en plataformas marinas.
