1994. La exprimera dama usaba el pelo bob a la usanza de la época, con flequillo. Foto: Getty Images
1995. Se atrevió a probar algo más largo. Foto: Getty Images
1999. Pero los años hicieron que prefiriese lucir algo más serio. Foto: Getty Images
2000. Para el nuevo milenio Clinton permitió cambiar el tono de su pelo. Foto: Getty Images
2001. Foto: Getty Images
2002. Le da una oportunidad a los accesorios en el cabello. Foto: Getty Images
2003. Comienza a tener más volumen en su cabello. Foto: Getty Images
2004. Clinton hace a un lado el traje sastre. Foto: Getty Images
2005. ¿Más corto? Foto: Getty Images
2006. Parece que no han pasado tantos años. Foto: Getty Images
2007. Parece que nada nuevo. Foto: Getty Images
2008. Quería ser dueña nuevamente de la Casa Blanc. Foto: Getty Images
2009. Se volvió Secretaria de Estado y aún así prefirio el mismo peinado. Foto: Hillary Clinton y sus cambios de look a través del tiempo
2010. No le pone tanto volumen a su cabellera.
2011. Definitivamente deja que su cabello sea más largo de lo normal. Foto: Getty Images
2012. Y por fin logra otro peinado. Foto: Getty Images
2013. Foto: Getty Images
2014. Corto de nuevo Foto: Getty Images
2015. Anuncia que quiere remplazar a Barack Obama. Foto: Getty Images
2016. Hasta ahora sigue siendo fan del traje sastre. Y tiene un bob más actualizado. Foto: Getty Images
La precandidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton, fue sorprendida recientemente yendo al salón de belleza John Barrett, situado en la Quinta Avenida de Nueva York, donde un corte de cabello se cobra en 600 dólares.
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Según informa el portal Page Six, el miércoles por la mañana la exprimera dama visitó el lugar acompañada por un séquito de guardaespaldas y una flota de coches oficiales. Esto ocurrió momentos antes de dirigirse hacia Harlem, barrio ubicado al norte de Manhattan.
Se sabe que cada vez que Clinton decide atender su cabellera, el personal de John Barrett cierra sus puertas para que reciba los tratamientos en privado.
Esta no es la única ocasión en que los Clinton han protagonizado un escándalo de esta naturaleza: en 1993 volvió a indignar cuando se conoció que pagaba 200 dólares por este mismo servicio.