Ellos ayudaron a escapar al "Chapo" del penal del Altiplano

Hace más de tres meses que se fugó.

Este miércoles, la procuradora mexicana Arely Gómez informó sobre el “desmantelamiento” del grupo que organizó y ejecutó la operación para que Joaquín Guzmán Loera, “el Chapo”, se fugara del penal de máxima seguridad del Altiplano, en México, el pasado 11 de julio. Fueron seis personas las que participaron en el plan de escape desde que el líder del Cártel de Sinaloa llegó a la prisión de Almoloya de Juárez, donde estuvo más de un año asegurado, hasta que el proyecto de fuga se concretó. Entre los detenidos del círculo cercano del “Chapo” están su cuñado Édgar Coronel, su abogado Óscar Manuel Gómez, y su piloto de confianza Héctor Ramón Takashima, “el Cachimba”, quien logró poner a salvo a su jefe tras la huída. De acuerdo con el subprocurador de la SEIDO, Gustavo Salas, el túnel por donde escapó el capo fue construido entre seis y ocho meses, tiempo en el que trabajadores laboraron hasta en tres turnos para concluir la ruta de evasión. Afirmó que al menos 34 personas participaron en la fuga, en un trabajo bien coordinado desde dentro del penal y ejecutado a la perfección desde afuera. El funcionario dijo que si un solo elemento de esta cadena hubiera activado el “código rojo”, “el Chapo” no habría escapado. El noticiero “Primero Noticias” difundió un reportaje especial sobre cómo se fraguó el escape y los personajes clave para que “el Chapo” pudiera fugarse por segunda vez en 10 años de un penal de máxima seguridad en México.  Cabe destacar que un mono de nombre “Botas”, mascota de las hijas del capo, fue pieza clave para ubicar a Guzmán Loera, pues su traslado desde el Estado de México hasta la sierra sinaloense dejó huella sobre el paradero del prófugo.

ELLOS AYUDARON AL CHAPO A ESCAPAR:

Emma Coronel y sus hijas gemelas: permitieron que las reuniones fueran más fáciles y con mayor regularidad. De acuerdo con un cifras difundidas por el senador Alejandro Encinas, el 80% del tiempo que el capo estuvo en prisión tuvo visitas.

Óscar Manuel Gómez: abogado del “Chapo” fue quien coordinó toda la operación de fuga desde que el reo piso el Altiplano. Llevaba las órdenes directas del jefe y las asignaba a los subalternos. Fue la gran “cabeza” del proceso y conclusión de la evasión.

Manuel Rodolfo Trillo Hernández: empresario poblano, acusado de financiar la salida de Guzmán Loera del penal del Altiplano. Es dueño de restaurantes, casas de cambio y fue piloto del narcotraficante en el pasado. Responde al apodo de la Trilladora.

Lázaro Araujo Burgos: conocido como “el señor de los túneles”, era una de las capturas más esperadas por las autoridades mexicanas y la DEA. Era encargado de diseñar, supervisar e incluso construir túneles para traficar drogas o lograr fugas.

Rigoberto Martínez Dávalos: fue el encargado de comprar el predio donde se construyó un inmueble que tenía la salida del túnel. Había sido compañero del “Chapo” en Puente Grande y quedó agradecido porque el narco le prestó a sus abogados para que quedara libre.

Calixto Estrada Castillo: dueño del predio y de acuerdo con investigaciones consintió hacer la compra-venta por “debajo del agua” y que terminó casi en donación por parte suya.

Convoy de escape: tras salir de prisión, personal de confianza lo llevó por tierra hasta San Juan del Río, Querétaro, donde ya lo esperaba una avioneta para escapar a la sierra del “Triángulo Dorado”, entre Sinaloa, Durango y Chihuahua.

Héctor Ramón Takashima: piloto de confianza del “Chapo” y un experto con “habilidades extraordinarias”. Apodado “el Cachimba”, fue el encargado de llevar al jefe del narco a un lugar seguro en la sierra. Fue el encargado de rentar una aeropista deportiva a empresarios de San Juan del Río, por 200 mil dólares, aunque al final sólo dio 150 mil pesos. Solicitó discreción y tenerla dispuesta para ser usada en cualquier momento.

Antes de ser detenido, se le encargó la misión de llevar a Emma Coronel y a las gemelas junto al “Chapo”. Las dejó en la comunidad de Bastantitas, en Tamazula, Durango, donde según el diario La Jornada, el capo tenía una cabaña con víveres en la que se escondió y hasta donde llegaron efectivos de la Marina-Armada de México, el pasado 6 de octubre. 

Romano Lanciani Llanes: fue contratado para pilotear una segunda avioneta que serviría como señuelo para despistar a las autoridades, en caso de persecución. Él viajó a Culiacán, donde su nave sufrió un accidente al aterrizar.   

Julio César Takashima: conocido como “el Gordo”, es hermano del experimentado aviador, cuya función fue ayudar en temas mecánicos a Lanciani Llanes.

Édgar Coronel: fue el encargado de llevar a “Botas” con sus dueños vía terrestre, luego de los intentos sin fortuna de trasladarlo vía aérea. Un día, investigadores vieron a la mascota en un auto de lujo manejado por el cuñado del “Chapo”. Días después de cumplir con el encargo, el hermano de Emma Coronel fue detenido. Fue él quien entró por el jefe del narco en el penal del Altiplano.

Celina Oceguera y Valentín Cárdenas: la ex coordinadora nacional de Centros Federales de Readaptación Social y el director del penal del Altiplano, de manera respectiva, fueron detenidos y consignados por los delitos de evasión y presunta responsabilidad en la fuga del capo. No hubo coordinación y se tardaron en activar el “código rojo” en el penal.

Monitoristas de la PF: de acuerdo con el subprocurador de la SEIDO, Gustavo Salas, quedó evidenciado que las conductas de los monitoristas fue omisa, consciente y dolosa. Señaló aunque hubieran estado amenazados se justifica su actitud. Afirmó en el espacio de Ciro Gómez Leyva, en Radio Fórmula, que el código rojo no es un botón, es un “protocolo que se activa de manera perimetral para evitar fugas”.

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