La búsqueda de una mejor vida es lo que motiva a los migrantes

INFOGRAF�A: Miedo lleva a migrantes a asumir el riesgo

La Organización Internacional para las Migraciones advirtió que los muertos en el mar Mediterráneo este año podrían alcanzar la cifra de 30 mil. ¿Qué es lo que motiva a las personas a poner en riesgo sus vidas cruzando fronteras por complicadas rutas? Simplemente la aspiración a una “mejor vida”.

“Los factores principales en el país de origen son violaciones a los derechos humanos, violencia y pobreza”, dijo Bill Frelick, directivo de Human Rights Watch. “Hay que prestar mucha antención a las leyes, a la forma de solucionar conflictos y al desarrollo en los países de origen de los migrantes. Además, se necesita apoyo a los llamados países de tránsito para ampliar sus capacidades de proteger a los refugiados y de brindarles condiciones decentes y productivas de vida en áreas que le son más cercanas culturalmente a sus países de origen”, explicó. También destacó la necesidad de aplicar las leyes que protejan a los migrantes de secuestradores, traficantes humanos y otros criminales como los policías corruptos en las zonas fronterizas.

Ziad Janoudi conocía muy bien esos desafíos. El sirio de 29 años de edad abandonó el ejército para cruzar el Mediterráneo antes de dirigirse y establecerse en Bélgica. En entrevista con Metro, Janoudi ríe al recordar sus experiencias, pero se percibe un grado de sobriedad en su voz.

“Trabajé en el servicio militar y mi labor era sacar de la calle a manifestantes contrarios a Assad”, explicó. “Me negé a seguir las instrucciones. Era difícil permanecer en Siria, por lo que hui junto a mi esposa durante diez días a través de campos y montañas hasta Turquía, donde tenemos un amigo. Pensé que sería fácil atravesar Europa. Pagamos a un contrabandista para que nos ayudara a llegar a Inglaterra lo antes posible. Pero nos engañaron y el viaje tomó 30 días con una parada final en Bélgica”.

Mientras el viaje de Janoudi puede ser contado en días, el de Dawit Friew tomó años. Durante el transcurso de más de una década, el periodista etíope que ahora vive en Noruega huyó de su país, cruzó el desierto de Sahara en dos ocasiones desde Sudán, fue detenido en Libia, huyó durante la guerra en ese país y fue detenido en Malta junto a su esposa y su pequeño hijo.

“Pasé hambre, fui torturado, robado… En un momento consideré saltar desde un camión en el Sahara porque pensé que estaba muriendo”, recordó Friew, de 39 años. “Huía de la policía y me preguntaba cuando compraba una pasta de dientes si tendría oportunidad de terminarla antes de que algo malo me ocurriera. La vida era una pesadilla”.

“El miedo y la incertidumbre eran el motor que impulsaba mi viaje ilegal, a pesar de que nunca me sentí orgulloso de cruzar fronteras de esta forma y entendía los peligros que enfrentaba. Ahora soy muy feliz en Noruega, pero aún tengo pesadillas sobre la policía, el mar y el hijo de Khaddafi, quien nos obligó a cruzar la frontera en 2011”, narra Friew.

Varias organizaciones humanitarias se encuentran en cada “meta” a lo largo de la costa mediterránea en Europa. Estas proveen primeros auxilios, comida, agua potable y apoyo a los recién llegados.

“[Los migrantes] son sometidos a torturas y violencia durante los peligrosos viajes desde el momento de que se embarcan en sus países de origen”, explicó Laura Bastianetto, de la Cruz Roja, quien provee ayuda a migrantes que llegan a las costas italianas.

“Uno de los sobrevivientes de la tragedia ocurrida hace varias semanas en el Mediterráneo nos contó que no hay vuelta atrás a Libia, ya que “ellos” los empujan en los botes a punta de pistola. El nivel de violencia es muy alto. Desde la semana pasada, en Sicilia y Calabria, la Cruz Roja Italiana ha llevado ayuda humanitaria a más de siete mil personas rescatadas”, sostuvo Bastianetto.

Gobiernos dentro y fuera de Europa consideran medidas para controlar el flujo de migrantes. La – UE, por ejemplo, propuso autorizar el uso de fuerza contra los contrabandistas de personas, pero expertos creen que esta medida empeorará la situación.

¿Cuál es la situación en Latinoamérica?

– Desde la ampliamente conocida llegada de cerca de 68 mil niños a la frontera de Estados Unidos y México en 2014, EE. UU. ha puesto presión en México y países de Centroamérica para detener el flujo de personas hacia el norte. Luego que el presidente Obama describiera la situación como una crisis humanitaria, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto anunció el plan “Frontera Sur” para prevenir que migrantes se desplazaran al norte desde la frontera mexicana. Según estadísticas de México, la cantidad de migrantes detenidos en Chiapas, el estado mexicano que hace frontera con Guatemala, se duplicó de 14,612 en los primeros dos meses de 2014 a 28,862 en los primeros dos meses de 2015.

¿Qué retos enfrentan los migrantes cuando llegan a su destino?

– Hemos documentado expulsiones ilegales en fronteras externas de la UE. Algunos alcanzan su destino para luego ser expulsados sin tener la oportunidad de solicitar asilo. Aquellos que entran al sistema frecuentemente pasan largos períodos de tiempo detenidos, lo que puede servir de disuasivo para no seguir reclamando asilo. A veces, quienes son reconocidos como refugiados no reciben la asistencia suficiente para integrarse y comenzar una nueva vida.

¿Por qué los migrantes toman las rutas más peligrosas?

– Las personas que usan estas rutas sienten que no tienen otra opción. Muchos migrantes y refugiados en Libia están atrapados porque Egipto y Túnez cerraron sus fronteras y aumentaron las condiciones para el cruce. A muchos les destruyen o confiscan sus documentos, lo que les imposibilita cruzar.

¿Qué hay que hacer para evitar las muertes de los migrantes?

– Es crucial tener barcos con capacidad de rescate en las rutas más usadas, especialmente a unas 40 millas náuticas afuera de Libia. La Unión Europea está aumentando los recursos de rescate, pero es muy temprano para saber si es suficiente. Los gobiernos europeos deberían dar más visas humanitarias a refugiados, especialmente alrededor de Siria. Deberían asegurar que quienes buscan protección puedan entrar a Europa sin ser deportados.

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