Paola Rivano

No robarás

Paola Rivano,  Coach y conferencista  internacional, Www.paorivano.com,  Twitter @paorivano Paola Rivano,
Coach y conferencista internacional, Www.paorivano.com,
Twitter @paorivano

Cuánto han trabajado por lograr lo que tienen. Han trabajado por más de diez años con tal de darles a sus hijos un lugar donde vivir y que tengan lo que sus padres jamás tuvieron.

Las cosas no han sido fáciles. Andrés trabaja como vendedor en una tienda de ropa. Lamentablemente su trabajo no deja muchas ganancias, apenas lo justo para comer y pagar la renta de la casa.

Karla tiene dos trabajos. En las tardes da tutorías a algunos niños y en las noches atiende en un restaurante. Desea algún día poder dejar de trabajar tanto para poder estar con sus hijos y cuidarlos. Por ahora, su única opción es dejarlos con la vecina.

Después de tantos años de lucha han logrado, poco a poco, atesorar algunos lujos.

Lujos que cuidan y valoran, ya que representan el arduo trabajo de ambos. Pudieron darles a sus hijos un videojuego, una televisión, hasta una computadora para que hicieran sus tareas del colegio. Estaban orgullosos de lo que habían logrado.

Por primera vez habían logrado ahorrar lo suficiente como para llevar a su familia de viaje. Pedro nunca olvida el día que llegaron esas vacaciones, las gozaron mucho.

Sin embargo, al regresar a casa algo estaba mal. La puerta de entrada estaba abierta. En ese momento un frío indescriptible recorrió el cuerpo de Pedro. Cuando entró a su casa sus sospechas se convirtieron en realidad: la casa estaba vacía.

El comedor que su esposa había comprado con sus ahorros no estaba. Tampoco la sala, ni la refrigeradora, ni el microondas que apenas llevaban dos cuotas pagadas. Los niños corrieron a su habitación para encontrase con la inevitable realidad: ninguna de sus pertenencias estaba. No había televisión, ni computadora, ni nada. Pedro miraba desolado la escena. Le habían robado todo. Todo por lo que habían luchado durante estos años. Todas las posesiones que representaban su esfuerzo y convicción de darle a su familia lo mejor. ¿Quién pudo haber hecho algo así? ¿Quién puede tener tan mal corazón y ser capaz de dejar a una familia en la calle? ¿Con qué derecho puede una persona apoderarse de los bienes de alguien más? Qué fácil sería si solo esperarámos que otras personas trabajen por nosotros y luego llegamos a arrebatarles todo. Llegar y llevar. Una tarea bastante fácil, ¿no?

Por alguna razón existe el concepto de propiedad privada, la cual no es más que el derecho de poseer los bienes que hemos adquirido de manera justa y legal. Entrar en una casa ajena, despojar a otro de su billetera o robar a mano armada en la esquina de un semáforo son las estrategias más comunes que conocemos. Sin embargo, hay muchas formas de robar. Encontrarte algo que no es tuyo y no devolverlo. No reponer el vuelto que te dieron de más en el supermercado. No pagar el préstamo que ese amigo te hizo. No remunerar de manera justa a un trabajador. Vender un producto que no sirve. O algo tan simple como robarme la idea de alguien más. A pesar de que no ejercemos fuerza ni violencia al hacerlo, de igual manera estamos tomando algo que no es nuestro. No olvidemos que todo lo que hacemos se nos devuelve, de alguna manera, ya sea para bien o para mal. Si queremos que los demás respeten nuestra propiedad, debemos comenzar por respetar la de otros. No hagamos cosas malas que parecen buenas ni cosas buenas que parecen malas.

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