La localidad de Cocullo, en la provincia de L’Aquila, Italia, celebra a Santo Domingo el patrón y protector de mordedura de serpiente con un particular ritual encabezada por el cura del pueblo.
Durante el “Festival de Sepientes“, la estatua del santo es adornada con serpientes de las montañas de la zona. Antes de la procesión, los “Serpari” o encantadores de serpientes que participan en la actividad, muestran los reptiles a los asistentes, quienes pueden tomar, y acariciar a los animales.
LA HISTORIA
Los preparativos de la fiesta empiezan al iniciar la primavera; los cazadores de serpientes “separi” suben a los montes a capturar a los animales para guardarlos en botes de cerámica, con el cuidado de no cazar a los venenosos.
El primer jueves de mayo los vecinos acuden a la iglesia de Santo Domingo donde pueden tocar una campanilla con los dientes protegidos por el santo.
Al mediodía empieza la procesión: la estatua del Santo, envuelta en las serpientes, recorre todas las calles, mientras que los asistentes cantan, rezan y acarician los reptiles, quienes son liberados al final de la celebración.
