Argentina se paralizó ayer por una huelga de 24 horas que acataron los transportistas y que fue convocada por tres de las cinco centrales sindicales que le reclamaron al gobierno de la presidenta Cristina Fernández acciones contra la inflación y la inseguridad.
La huelga general paralizó el transporte público, sector clave para que la protesta sindical tuviera éxito. Tampoco funcionan los trenes ni el metro de Buenos Aires, a pesar de que estaba previsto que circulara la mayoría de las líneas.
Algunas empresas les permitieron a sus trabajadores trabajar desde casa o pagarán por los taxis que tengan que tomar sus empleados.
El jefe de gabinete de la presidenta, Jorge Capitanich, afirmó que “es una actividad antidemocrática impedir que trabajadores vayan a trabajar” y aseguró que no hay razones para un paro nacional de esta naturaleza.
Impacto
50 focos de bloqueo se contaron en Buenos Aires.
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Agencias