La Corte Suprema de Estados Unidos se mostró ayer dividida acerca de las facultades de los empleadores sobre sus trabajadores y los derechos de la mujer a elegir el método anticonceptivo de su preferencia.
La controversia se centra en cuatro de los 20 métodos anticonceptivos amparados por la reforma de salud del presidente Barack Obama, dos tipos de píldoras del día después y dos tipos de dispositivos intrauterinos, que los empresarios se niegan a proveer a sus empleados amparados en su fe.
En las puertas de la corte, decenas de personas se manifestaban pese a la nieve y el fuerte viento: militantes feministas coreaban consignas proclamando
“El control de la natalidad no es asunto de mi jefe”, mientras del otro lado un gran grupo antiaborto defendía “la fe y la familia”.
Desde la vacunación hasta las transfusiones de sangre, “ustedes verán todo tipo de objetores salir del armario invocando su religión”, le declaró la jueza Elena Kagan al abogado de los empresarios, Paul Clement.
El gobierno de Obama, que ya eximió a congregaciones religiosas de la cláusula “anticoncepción” de la ley, considera que una empresa con fines de lucro no puede gozar del mismo derecho constitucional a la libertad religiosa que una persona. agencias
Posturas
• Empresarios. Estos se rehúsan, bajo pena de multa, a pagar por estos métodos de anticoncepción, que consideran abortivos.
• Trabajadores. El sistema de salud respalda cuatro de los 20 métodos anticonceptivos.
Reacción
“El control de la natalidad no es asunto de mi jefe”. Proclamas de militantes feministas frente a la Corte Suprema
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Agencias