La ciudad de Bradley

Los verdes valles ondulantes que cubren el oeste de Gales tienen poca relación con el violento caos en Bagdad durante la guerra, pero este escenario inocente jugó un papel clave en el escándalo más oscuro de los militares de EE.UU.. La pintoresca ciudad costera de Haverfordwest fue sede de la adolescencia de Bradley Manning, y los que lo conocieron vieron a la semilla de la rebelión que explotó en Wikileaks y la publicación de 250 mil archivos clasificados.

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“Venir de un pueblo de Estados Unidos le dio más libertad”, afirmó Broughton. “Nosotros no saludamos una bandera, no está reglamentado de esa forma. Creo que (Gales) rompió algunos límites de la disciplina”.

Manning llegó a Gales a los 14 años después de que sus padres se divorciaron y vivió con su madre galesa y su familia. El nuevo entorno coincidió con cambios en su carácter, abriendo camino a la homosexualidad y al estudio de computación.

El programa de computación de la escuela se amplió en el momento de la llegada de Manning y rápidamente se convirtió en su pasión. “Los niños siempre estaban tratando de hackear el firewall”, recuerda Broughton.

Manning creó Angeldyne, una red social localizada que sorprendió a los maestros. La información en la página revela comentarios de Manning sobre el Dr. David Kelly, el experto en armas del Gobierno británico que se convirtió en un informante crítico de la guerra de Irak, y después se suicidó.

Todos sus amigos lo describen como una persona solitaria, un “excluido”, según el compañero John Rowan.

Pero cuando las acusaciones se hicieron públicas en 2010, Haverfordwest se pronunció por su hijo adoptivo, se celebraron eventos de solidaridad y apelaron a recursos legales. Inicialmente, los “Amigos de Bradley Manning” (PFBM, en inglés) trabajaron en estrecha colaboración con su familia, pero la tensión ha afectado a la madre de Bradley, Susan, quien sufrió un derrame cerebral y rara vez aparece en público. “Ellos se preocupan por él, pero no quiero hablar más”, afirma el líder PFBM, Vicky Moller.

Las tranquilas calles todavía palpitan con su memoria y la población local habla con cariño de él. Incluso hay una tradición que se ajusta a los crímenes por los que se le acusa a Manning; a pocos kilómetros de distancia, en el vecino pueblo de Clynderwen, un chico de 19 irrumpió en la computadora de Bill Gates, dueño de Microsoft.

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