Botones rojos parpadean ante mí. Los niveles de oxígeno están cayendo bruscamente y el humo inunda la cabina. “¡Atención! Su piloto está ebrio”, se anuncia por los altavoces. Momentos más tarde, la nave está fuera de control y estamos acabados.
Hay más de mil hackspaces en el mundo, los cuales reúnen a gente interesada en tecnología en centros especializados para estos eventos desde Irak hasta Albania. Se espera que este nuevo encuentro sea el más grande, con más de 700 cupos para miembros.
En la parte de abajo, visitamos el laboratorio bio-hack, donde se están empalmando genes y el ADN se analiza. Va a ser el primer laboratorio totalmente público, usted puede analizar si su comida es carne de caballo”, afirma uno de los realizadores del hackspace, Mark Steward.
El espacio ha comenzado a atraer un interés comercial más serio. La NASA comenzó a destinar fondos, mientras que el tablero de mensajes se está inundando con ofertas.
