La violencia en Siria ya dejó más de 70 mil muertos en poco más de dos años, y los bombardeos podrían suponer un punto de inflexión con la implicación abierta de Israel.
Irán, su enemigo, se mostró dispuesto a entrenar al ejército sirio, junto al cual el grupo paramilitar Hezbolá reconoció combatir. Según Damasco, el Estado israelí bombardeó el domingo por la madrugada tres posiciones militares al noroeste de aquella ciudad con misiles lanzados por aviones procedentes de Israel vía el sur del Líbano. Este ataque fue contra un centro de investigaciones científicas, en las afueras de la capital, que ya había sido atacado en enero por Israel, y contra dos objetivos militares, un importante depósito de municiones y una unidad de defensa antiaérea. Habitantes del noroeste de Damasco, a varios kilómetros de Jamraya, describieron el ataque como “un temblor de tierra”. Para el Gobierno sirio, este ataque convierte la situación en esta región más peligrosa y demuestra que los rebeldes son los instrumentos de Israel en el interior del país. Egipto y la Liga Árabe condenaron los bombardeos y la organización panárabe pidió la intervención del Consejo de Seguridad de la ONU. El presidente estadounidense, Barack Obama, justificó los ataques israelíes como una forma de protegerse. AGENCIAS
