Las heroínas de ataque con ácido

Este tipo de agresiones, que dejan víctimas con rostros desfigurados, son la forma más vil de violencia ideada por el hombre. Pero en Pakistán, una hermandad de sobrevivientes está abriendo un camino de esperanza.

Elisabeth Braw y las sobrevivientes Bushra, Anam y otras víctimas en un restaurante de comida rápida, cerca del salón donde trabajan / Foto: MWN

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Bushra no debería estar viva. Un día, después de ocho años de matrimonio y tres hijos, su marido, ayudado por su madre y otra pariente, la ataron y le rociaron ácido. Luego le amarraron una bufanda alrededor de su cuello, la colgaron del techo y esperaron a que ella muriera frente a sus dos hijos más jóvenes. Para asegurarse de que realmente estuviera sin vida, incendiaron la casa. La razón: regresando de una visita a su familia, Bushra había traído costosos regalos a los familiares de su esposo, en lugar de dinero en efectivo. Sin embargo, ellos nunca le dijeron que esperaban dinero en efectivo.

Gracias a la amabilidad de los vecinos, Bushra sobrevivió. Pero como cada víctima de ataque con ácido, ella se veía como un monstruo. Por supuesto, condenar a las víctimas a una vida con el rostro desfigurado es lo que pretenden los hombres, cuando lanzan ácido a sus parejas y familiares. En Pakistán, es un delito fácil de cometer: el ácido es barato, una botella cuesta aproximadamente unos 30 centavos de dólar.

Pero hoy Bushra, de 43 años, tiene un buen trabajo, como esteticista en un salón de lujo aquí en Lahore, una bulliciosa ciudad de unas 10 millones de personas cerca de la frontera con la India. “Desde que entré aquí, ya nunca miro hacia atrás”, expresa Bushra, quien ahora pertenece a una hermandad de sobrevivientes de ataque con ácido paquistaní, las que han ayudado a volver a la vida. Esta agrupación la fundó Musarrat Misbah, la dueña de Depilex, una cadena de salones de belleza de Pakistán.

Me da vergüenza admitir que en mi primera reunión con Bushra y sus compañeras de ataque reaccioné con sorpresa y desvié mis ojos. Pero después de pasar tiempo con ellas, lo único que sentía era admiración por su coraje y su falta de amargura. Algunas de ellas son extrovertidas, otras tímidas, pero están entre la gente más formidable que jamás conocerás. Y yo estoy abrumada por su increíble bondad. “Su mano se ve cansada. Usted necesita un masaje en la mano”, propuso Bushra y comenzó a hacer un masaje en mis manos, brazos y cuello. Esta es una mujer que casi muere y ahora se preocupa por mi mano cansada.

Misbah, una mujer impresionante de 50 años, nunca tuvo la intensión de ayudar a las víctimas de ácido. “Soy una esteticista de principio a fin. Me encanta mi trabajo. Siempre soy la última en salir en la noche”, expresa. Una noche, cuando ella estaba cerrando su salón, una mujer con un burka se presentó porque necesitaba ayuda. Cuando ella echó su velo hacia atrás, Misbah vio un rostro tan desfigurado que se desmayó. Desde entonces, la empresaria de la belleza se ha convertido en la protectora no oficial en Pakistán de las víctimas de ataque ácido. Los 30 y algo de salones Depilex ahora son también las oficinas de la Fundación Sonríe Otra Vez, que ayuda a las sobrevivientes a conseguir cirugía reconstructiva y luego les enseña ocupaciones para que ellas vuelvan a incorporarse a la sociedad. “Sin capacitación profesional, ¿dónde van estas mujeres? ¿Volverán con los hombres que les arrojaron ácido?”, pregunta Misbah.

Hasta la fecha, la fundación ha ayudado a más de 500 víctimas. Pero es solo una pequeña proporción de la estimada, pues se cree que nueve mil mujeres fueron atacadas con ácido entre 1994 y 2001. Las agresiones continúan a pesar de que se aprobó una ley que prohíbe la práctica hace dos años. Ataques con ácido son comunes principalmente en Asia central y meridional, pero también se producen en todo el mundo. “Ellas vienen a menudo de origen humilde y cuando es pobre y sin educación, probablemente no sabrás la diferencia entre el bien y el mal. Si la sociedad más pobre recibe una educación, estoy convencida de que los ataques caerán”, concluye Hina Dilpazeer, actriz y líder en Pakistán, quien hace campaña para las víctimas.

 

Consecuencias

“Sin capacitación profesional, ¿A dónde van estas chicas? ¿Volverán con los hombres que les arrojaron ácido?” Musarrat Misbah, fundadora de Sonríe Otra Vez

 

No más violencia

“Se juzgarán ahora como terroristas”

¿Qué está haciendo Punyab (Pakistán) para proteger a las mujeres?

El año pasado propusimos un proyecto de ley integral, que es muy probable que pase. Este incluye la violencia contra las mujeres y le dirá a los hombres que no pueden seguir con ese comportamiento animal.

 

¿Es usted optimista sobre que la situación de las mujeres mejorará?

Sí. Aquí todo el mundo dice que los políticos son corruptos, que el Ejército es malo, que las ONG son pésimas y que la prensa no sirve. Pero no todo es malo o corrupto. Hay personas que quieren ayudar a las mujeres.

Elisabeth Braw / MWN

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