Empleadas domésticas en Brasil son cada vez menos y mejor pagadas

El enero su salario fue el que más aumentó 6% entre todas las ocupaciones.

Foto. Getty Images

Son cada vez menos y sus servicios cuestan cada vez más caros: millones de empleadas domésticas en Brasil han mejorado sus condiciones a la par del boom económico, pero el 70% permanece en la informalidad en este país que abolió la esclavitud hace 125 años.

“El mercado del empleo doméstico tiene una demanda alta y creciente. Los salarios están subiendo y la formalización, aunque lentamente, ha aumentado”, dijo  José Pastore, profesor de la escuela de Economía de la Universidad de Sao Paulo y especialista en el mercado de trabajo.

Brasil es la sexta economía mundial y primera de Latinoamérica y con una población de  6,1 millones de mujeres que trabajan en el servicio doméstico.

Para las mujeres está es la tercera ocupación con un 15%, según la última encuesta nacional del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE, oficial) de 2011.

Un proyecto de reforma constitucional que estipula una carga horaria semanal de 44 horas para las empleadas domésticas, pago de horas extra y seguro de desempleo aguarda su aprobación en el Senado.

Historia

Jacinta Gois cambió hace dos décadas su natal Salvador de Bahía por la rica ciudad de Sao Paulo para trabajar como empleada doméstica. Tenía 17 años, un hijo, baja escolaridad y buscaba mejores oportunidades fuera del empobrecido nordeste brasileño.

“Primero trabajé interna en casa de familia, pero lo dejé cuando me trataron mal. Ahora voy a cinco casas distintas en la semana y aunque es mucho más duro, se gana más dinero”, explica la mujer negra que viaja unas dos horas cada día desde los suburbios de Sao Paulo para llegar a su trabajo.

Gois gana unos 700 dólares mensuales en un país donde el sueldo mínimo es de 350 dólares, pero no tiene contrato ni protección social.

“El cuadro general del trabajo doméstico es de gran precariedad. Emplea sobre todo a mujeres negras y en un 70% de los casos es informal,  sin derechos para el embarazo, la enfermedad, sin garantías de empleo ni de jubilación”, señala Natalia Fontoura, investigadora en temas laborales del Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea).

Demanda en alza

En la última década unos 50 millones de brasileños salieron de la pobreza para integrar las filas de la dinámica clase media, que abarca a casi la mitad de la población de 194 millones.

Desde 2003, los ingresos de las empleadas han subido un 53% por encima de la inflación, el doble del promedio de los demás trabajadores, según datos del IBGE.

Con el nivel de desempleo en mínimos históricos (5,5% en 2012), muchas mujeres prefieren buscar trabajo como vendedoras de tiendas, supermercados o en otros servicios.

Testimonios

“Fui empleada doméstica pero ahora soy asistente de cocina en un hospital. Ganó menos, pero quería cambiar. Y ahora estoy haciendo un curso de auxiliar de enfermería”, contó María Rodrigues, de 47 años.

“La economía brasileña está madurando y el trabajo doméstico vivirá cambios. Se volverá más profesional, más escaso y más caro”, señaló Luciana Rega, responsable de un curso de capacitación para empleadas domésticas.

Otros empleos

El trabajo de niñera es más valorado que el de la limpieza y muchas empleadas hacen cursos de enfermería u otras capacitaciones para dedicarse al cuidado de los niños.

“La niñera tiene una carga horaria mucho mayor que la empleada, pero gana en promedio cuatro sueldos mínimos  unos 1.200 dólares mensuales. Y es un mercado con mucha demanda”, señaló a Nesci Vidal, dueña hace 30 años de una agencia de enfermería.

AFP/Publinews

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