WASHINGTON. La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, desestimó el miércoles las acusaciones republicanas de que el gobierno había tratado de encubrir hechos relacionados con el ataque al consulado estadounidense en Bengasi.
“¿Qué diferencia hace?”, añadió acaloradamente, golpeando el puño sobre la mesa, cuando un senador le preguntó repetidamente por qué el gobierno había culpado inicialmente de manera falsa por el ataque a manifestantes que se congregaban fuera de la legación diplomática en esa ciudad de Libia.
En su última audiencia ante el Congreso antes de dejar el cargo a finales de este mes, Clinton reiteró que asume toda la responsabilidad por las deficiencias de seguridad del consulado.
“Es nuestra tarea averiguar lo que pasó y hacer todo lo posible para evitar que vuelva a suceder”, dijo.
Clinton insistió en que no hay mayor prioridad para su oficina que la protección de los 70.000 funcionarios del Departamento de Estado en 275 misiones en todo el mundo, y agregó que ya había tomado medidas para aplicar las recomendaciones surgidas de un examen interno para aumentar la seguridad.