Daniela Romo sobrevivió al cáncer: "Somos heroínas"

Daniela Romo

Foto: Publinews MéxicoLa cantante habló en exclusiva con Publinews sobre su lucha contra esta grave enfermedad
Nos cuenta su experiencia y qué dejó atrás para sobrevivir

La cantante no escapó al cáncer de mama, el cual venció con disciplina y confianza. En el Día Mundial del cáncer de Mama, Publinews México entrevistó a la actriz, quien se reencontró consigo misma y dejó atrás las máscaras. Se pronunció por una cultura de la detección temprana.

¿Cómo te detectaron el tumor?
– Cada año voy a que me hagan mi mastografía, el ultrasonido, el papanicolau, siempre me lo he regalado de cumpleaños, es una buena fecha, un regalo de vida para ti. Fue en la última revisión, que postergué para el 31 de octubre del año pasado, cuando me detectaron un tumor triple negativo, que es el más fuerte, mortal. Sí fue fuerte, pero esa detección temprana me ayudó a que en tiempo me quitaran el tumor. Afortunadamente, pude salvar mis pecas.

¿Qué fue lo más doloroso antes de extirparlo?
– La prueba del gángleo centinela, que es el que te indica dónde está el punto de lo que te necesitan quitar. Fue lo más doloroso que he vivido en mi vida y tengo un umbral del dolor altísimo. Es medicina nuclear y te inyectan un material espeso y metálico en el pezón, como el mercurio de los termómetros; la inyección no duele, sino el paso del material. Después de eso dije ¡ya lo que venga! Luego localizaron el gángleo, el tumor, me durmieron, me operaron, me quitaron el gángleo y el tumor que salió enterito. No estaba contaminada ninguna otra parte del cuerpo, pero como era triple negativo tuve que pasar por quimioterapia y radioterapia.

¿Qué implicó enfrentar este proceso?
– Al principio es entrar en un mundo desconocido. El lenguaje es directo. Los oncólogos economizan la ternura y el rollo afectivo, por- que te tienen que decir las cosas como son. También hay un proceso emocional y mental que hay que entender.

¿Cómo fue tu reacción al conocer la noticia? ¿A quién le contaste?
– En ese momento me sentí vacía, no sentí feo, no sentí bonito. Me dije concéntrate y pensé: yo tengo que salir de esto y lo voy a vivir.

Públicamente, ¿cómo lo enfrentaste, te preocupaba, qué pasó con tu trabajo?
– No, me importaba mi primer entorno. La primera vez que lloré fue cuando se murió Pedro Armendáriz, de cáncer también, y fue la primera vez que pensé que sí podía suceder. Fue a los tres meses de que inicié el proceso y en la parte más dura: cuando estaba con las quimioterapias, porque te envenenan el cuerpo. Tuve un montón de privilegios: salvar mi seno, tener un seguro médico, que es muy recomendable, y que mi empresa Televisa me apoyó; me dio tiempo para luchar por esto, dejé varios proyectos pendientes, pero quise concentrarme en mí.

¿Cómo cambia tu vida?
– La mayor diferencia fue la comida, porque pier-des el sabor, todo te sabe a metal, a clavo. Aprendí a comer con los ojos.

Tus placeres como las joyas, la música, ¿cambian a partir de la enfermedad?
– Sí, te los cambia el doctor. Tuve la oportunidad de despojarme de todo lo que yo pensaba que era, que es lo de afuera, lo que importa es lo de adentro. Algo básico es la confianza en ti mismo y la parte espiritual. Fue reencontrarme y reconocerme sin disfraz. Es una cosa muy curiosa cuando te despojas y eres capaz de verte, de quererte y de saberte cómo eres.

Una frivolidad, ¿qué pasó con tu cabello?
– Me lo corté. Tomé un tratamiento para evitar que se me cayera, pero no funcionó. No podía desenredarme el pelo, se me hacían nudos. Pensaban que me iba a traumar por mi pelo, hasta que dije: perdónenme, no estoy luchando por mi pelo, sino por mi vida. Nunca lo tuve por fetiche. Raparme fue una liberación absoluta, me estaba atormentando. Lo tengo guardado, pero está envenenado por la quimioterapia. Karyna

Soriano / Publinews México

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