Guatemala

La voluntad que les gana el rebote a los obstáculos

Todos los miércoles un grupo de basquetbolistas se da cita en las canchas de la 12 avenida de la zona 5. El choque de las sillas de ruedas y el rebote de un balón son parte de la práctica semanal de los integrantes del equipo veterano del Centro de Atención a Discapacitados del Ejército de Guatemala.

¿Quieres ayudarlos? Si te interesa colaborar con este equipo, puedes acercarte al CADEG o llegar los miércoles a las canchas de la 12 avenida de la zona 5. • Dirección. 11 avenida A, 32-40, zona 5, Avenida Barranquilla. • Teléfonos. 2500-7250, 2500-7251 y 2500-7272. • Pide silla de ruedas. Durante la conversación con Jorge Álvarez, explicó que, por no ser miembro de esa organización, no recibe ninguna pensión. Explicó que para lograr su sueño de competir en carreras necesita un nuevo aparato para movilizarse. Si deseas ayudarlo puedes localizarlo en la 28 avenida, 18-21 zona 5, La Palmita. También puedes llamar al 5446-9262.

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El sonido de sillas de ruedas chocando y un balón de baloncesto rebotando es recurrente los miércoles por la mañana en las canchas de la 12 avenida de la zona 5.

Estos deportistas no pasan desapercibidos por las personas que transitan por el lugar. Ni el fuerte sol es impedimento para que muestren sus habilidades dentro de la cancha.

Ellos son integrantes del equipo de veteranos del Centro de Atención a Discapacitados del Ejército de Guatemala (CADEG).

“Los efectos del enfrentamiento armado interno que duró más de 36 años son la principal causa de la discapacidad que sufren los exsoldados que prestando servicio militar, sufrieron una lesión que les provocó un grado de discapacidad y que hoy en día se encuentran padeciendo de la misma”, es parte de la reseña histórica del CADEG que se presenta en su sitio de internet.

Wendy Morataya Foto:

“Hay que ser claros, nuestra discapacidad no es por una enfermedad, es derivada del conflicto armado interno. Nos gusta hacer deporte por salud y para mantenernos físicamente para evitar algún mal, la vida continúa y debemos seguir superándonos”, expone Miguel Ángel Winaq.

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El conflicto armado duró 36 años (1960-1996) y dejó más de 250 mil personas muertas o desaparecidas además de miles de afectados físicamente.

“Para nosotros no hay límites”

A pesar de que se movilizan en sillas de ruedas, sus rostros denotan sus ganas de superación. “¿Cómo nos tomamos nuestro problema de discapacidad? No es una barrera, es simple y sencillamente una limitación física. Por lo demás, somos iguales al resto de las personas”, afirma Macario Ramas.

“Todos los compañeros le echamos ganas. Nuestro máximo deseo es seguir adelante y tener una buena salud. Por eso, es que nos reunimos a practicar deporte”, añade.

Comparan sus problemas físicos con el sistema de transmisión manual de un vehículo. “Si un carro necesita cinco velocidades, nosotros diez, por poner un ejemplo. Pero eso no es impedimento para nosotros, no tenemos límites”, exponen mientras acomodan sus sillas de ruedas para comenzar a jugar un partido de baloncesto.

Otros deportes y exhibiciones

Wendy Morataya Foto:

Aunque los integrantes de este equipo se juntan todos las miércoles por las mañanas para jugar básquetbol, también practican otros deportes y hacen exhibiciones, cuando los invitan.

“Si algún día no nos ven en este lugar es porque estamos realizando exhibiciones, ya que instituciones o empresas nos llaman para mostrar que, a pesar de nuestra discapacidad, practicamos este deporte”, agrega Ramas.

De hecho, hace unas semanas estuvieron en el Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat) en donde fueron galardonados durante una actividad del Día internacional del turismo.  “Cuando hay eventos especiales también nos invitan a jugar los torneos”, asegura Ramas.

De acuerdo con Winaq, en 1978, por medio del CADEG, se fue formando un equipo para practicar varias disciplinas. “Nos hemos mantenido activos desde esa fecha. Además del baloncesto realizamos otras actividades como carreras, el levantamiento de pesas y el lanzamiento de discos. Antes, hasta lanzamiento de jabalina hacíamos. A pesar de que, debido al poco apoyo, se ha reducido el número de los integrantes, hemos continuado”, agrega.

Una víctima de la violencia

Wendy Morataya Foto:

En el grupo sobresale un integrante que no es miembro del CADEG y que ha sido una víctima más de la violencia en el transporte público en Guatemala.

Hace 22 años la vida para Jorge Rolando Álvarez dio un giro de 360 grados. A sus 15 años intercalaba sus horas de estudio con su oficio de ayudante de bus; sin embargo, una bala perdida lo dejó parapléjico.

“Asaltaron la unidad y mataron al chofer aunque las balas no iban hacia mí, una me impactó. Solo sentí caliente todo mi cuerpo y después desperté en el hospital”, recuerda Álvarez.

Ahora, después de las prácticas, recorre las calles de la ciudad recolectando botes y latas, ya que al no pertenecer a esa asociación no recibe ayuda económica.

“En lugar de irme a casa a bañarme, descansar y limpiar algunas de las heridas que tengo, recorro la ciudad en mi silla de ruedas, lo más difícil que me toca afrontar es que los pilotos de los buses no me dejan subir a las unidades por mi condición”, asegura.

Explica que su rutina empieza a las 9 de la mañana y finaliza a 6 de la tarde. “Lo hago todos los días. Cuando hay entrenamiento vamos a una charla al CADEG, pero como no soy miembro me quedo un rato afuera y después salgo a recolectar los botes y las latas que vendo para conseguir algo de dinero”, añade.

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Su máxima ilusión es quedar campeón

Aunque ha vivido momentos difíciles y muchas veces ha decaído, asegura que desde hace tres años, cuando se unió al equipo, ha superado poco a poco su adversidad.

Me han apoyado, me han ayudado a salir adelante, y me han levantado el ánimo. A finales de 2016 cumplo tres años de estar con ellos”, añade.

Asegura que su máxima ilusión es ganar el trofeo en un campeonato de básquetbol que se organiza a finales de octubre en el polideportivo Teodoro Palacios Flores, en la zona 5.

Mi meta es salir campeón, quien no quisiera ganar un trofeo de un primer lugar. Mi misión es ayudarlos a levantar la copa. Imagínese que pueda tener en mi casa un trofeo o una medalla, esa es una de mis grandes ilusiones y por eso me esfuerzo todos los días”, agrega. También le gustaría competir en carreras.

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