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El Tribunal de Mayor Riesgo B iniciará el 11 de enero un juicio en contra de José Efraín Ríos Montt y su entonces jefe de inteligencia militar, José Rodríguez Sánchez por genocidio. Ambos son señalados de la muerte de indígenas mayas-ixiles durante su régimen de facto, entre 1982 y 1983.
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El militar retirado, de 89 años, estará ausente de la sala por padecer demencia debido a que los jueces validaron los exámenes médicos que revelaron que sufre trastornos mentales.
Existen dos recursos penales que aún no han sido resueltas en definitiva lo que podría suspender el segundo juicio. Una de la acciones es un amparo interpuesto por la Asociación para la Justicia y Reconciliación (AJR) en contra de la separación de la jueza Janet Valdés como presidenta del tribunal y la otra es una apelación de la defensa de Rodríguez Sánchez contra la decisión de la Sala Primera de Apelaciones de separar los procesos contra los sindicados.
“De iniciarse el debate, se podría evaluar desistir del amparo referente a la separación de la jueza Valdéz”, mencionó Edgar Pérez, de AJR. Advierte que la otra acción podría detener el proceso.
“Estamos listos para entrar al nuevo debate, los testigos han manifestado que ellos quieren volver a declarar sobre las matanzas”, mencionó Juan Francisco Soto, director del Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos (Caldh), que actúa como querellante en el proceso.
El jefe de inteligencia militar, José Rodríguez Sánche fue absuelto en el primer juicio. AFP Foto:
En agosto, los jueces a cargo del caso decidieron celebrar el juicio a puerta cerrada, sin periodistas y solo con la presencia de familiares de las víctimas.
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De ser condenado, Ríos Montt evitaría la cárcel y tendría que cumplir medidas de seguridad adecuadas a su deteriorada condición de salud, como reclusión en un hospital o su residencia.
El general retirado fue condenado a 80 años de prisión el 10 de mayo de 2013 por genocidio, aunque la Corte de Constitucionalidad (CC), anuló el fallo por supuestos “errores procesales” y ordenó realizar nuevamente el juicio.
“Si ya se probó una vez que se cometió genocidio, lo volveremos a probar en este nuevo juicio”, agregó Soto
Ríos Montt fue internado en un hospital privado el año pasado. Fue la última vez que se le pudo fotografiar. AFP Foto:
Ríos Montt enfrenta cargos por la muerte de mil 771 indígenas mayas-ixiles en Quiché durante su régimen, considerado el período más sangriento del conflicto armado (1960-1996) que dejó unos 200 mil muertos o desaparecidos, según la Organización de la Naciones Unidas (ONU).
“Este juicio es político. El tribunal lo que quiere es ganar protagonismo porque si ya lo declaró incapaz, él (Ríos Montt) ya no entiende alguna imputación que se haga en su contra. Si es una sentencia condenatoria o absolutoria, ya no sabe”, mencionó Jaime Hernández, abogado del militar.
Ríos Montt permanece “acostado” en su habitación bajo el cuidado de una enfermera, según Hernández. “A veces hilvana unas oraciones y a veces no”, sin mantener una comunicación fluida, por lo que “el juicio ya no tiene razón de ser”.
De acuerdo con el Caldh, de 2013 a la fecha han muerto por enfermedades asociadas a la vejez cuatro del centenar de testigos del caso por genocidio, sustentado por casi 900 pruebas, entre documentos militares, informes y peritajes antropológicos.