Iván Velásquez habla de Otto Pérez y Roxana Baldetti en La Línea: “Sentí decepción”

El exmagistrado colombiano atendió a Publinews desde la sede que dirige y conversó sobre las particularidades de La Línea, el caso que provocó el encarcelamiento del binomio presidencial, las manifestaciones contra la corrupción, su mote de Iván “el temible” y los “jueves de CICIG”.

El abogado de 60 años, que salió de su natal Colombia, luego de haber integrado la Corte Suprema de Justicia y coordinado las investigaciones que culminaron con el encarcelamiento de 69 “parapolíticos”, es considerado el “cerebro” del caso de defraudación en las aduanas que tiene a 41 personas sindicadas de corrupción, entre ellas el expresidente Otto Pérez y la ex vicepresidenta Roxana Baldetti. A continuación la plática con el colombiano.

Detalles • Estudios. Velásquez nació en Medellín y se graduó de abogado en la Universidad de Antioquia. • Cargos. Fue litigante y director del Colegio Antioqueño de Abogados. Entre 1991 y 1994 ocupó el cargo de procurador departamental de Antioquia. En 1996 fue director regional de fiscalías en Medellín, donde emprendió una lucha frontal contra los grupos de autodefensas. Una de sus investigaciones determinó que, en 43 empresas de fachada y 495 cuentas bancarias, el paramilitarismo había movido más de 25 mil millones de pesos en pocos años. • Magistrado auxiliar. De 2006 a 2012 estuvo en la Corte Suprema de Justicia de Colombia en donde coordinó investigaciones en el Congreso y delitos de lesa humanidad.

¿La percepción es que la justicia es una antes y otra después de su llegada al país?

Si es por lo que ha ocurrido luego del 16 de abril (desarticulación de La Línea) no sería precisamente por mi llegada, sino por la reacción que se logró generar de parte de la población frente a la corrupción. Las manifestaciones de la sociedad en contra de la corrupción del Estado creo que han sido un tema muy importante.

¿La gente tiene que seguir acompañando el proceso o salir a las calles para fiscalizar?

Creo que sí, para la reconstrucción de un Estado democrático de derecho es indispensable la participación ciudadana, que fue una expresión espontánea de amplios sectores de la sociedad con una bandera común: la lucha contra la corrupción.

3 de septiembre de 2017 finalizará el plazo de la CICIG instalada en el país desde 2007.

¿Qué sensación le provocó saber el alcance de la estructura de La Línea hasta las más altas autoridades, hablando de Baldetti y Pérez?

Sentí decepción. Creo que esto es más decepcionante que estimulante. Se ha hablado mucho en el país sobre la corrupción y su magnitud. Lo que no imaginaba era que desde la propia dirección del Estado se realizaran acciones de esa naturaleza. Entonces cuando la investigación encuentra responsabilidad de personas que habían recibido la confianza del pueblo para que orientara el país, lo que produce es eso: decepción.

¿Cómo era la relación con el expresidente Otto Pérez después de conocer a la estructura?

La relación fue siempre muy cordial, muy respetuosa incluso después del 16 de abril y digamos todavía luego del 8 de mayo, con la renuncia de (Roxana) Baldetti. El entonces presidente nunca pretendió intervenir, controlar y obstaculizar. Las conversaciones que todavía sostuve después seguían siendo de cordialidad.

¿En algún momento de la investigación hubo discusiones con otros actores de la sociedad sobre si actuar en contra del binomio presidencial pudiera afectar la gobernabilidad?

No. Si hay consideraciones externas para afirmar que tal cosa debe hacerse contra la impunidad significaría poner en peligro la estabilidad y se abstiene entonces de realizar esas investigaciones.

¿Hay colaboradores eficaces en el caso? Se habla de Salvador González, “Eco”, y Juan Carlos Monzón, exsecretario privado de Baldetti.

En este momento no hay nadie. Lo que se ha visto de esas dos personas es que en su intervención ante el juez han dicho cómo funcionaba más o menos la estructura y el interés de aclarar la participación de ellos, la manera de operar, pero no hay en este momento realmente un colaborador.

No es una postura común de un sindicado aceptar la culpa y revelar datos, inclusive en su contra.

No es inusual que en organizaciones de este tipo algunos de sus miembros, por cualquier circunstancia, dice “voy a reconocer lo que hice”. Creo que aceptar colaboradores solo debe ser en casos indispensables, no es para terminar de contar una historia sino porque su intervención es necesaria para la sustentación del caso.

Se cita a un segundo grupo de empresarios que se beneficiaron del pago de sobornos, pero no hay un “pez gordo”.

En lo que hemos establecido no aparece.

¿Por qué no hay un pez gordo en la lista de los 50 empresarios?

Porque no están. Entiendo ese interés por la sospecha colectiva de que los grandes empresarios tienen que estar en los temas de las grandes defraudaciones, no digo que sea cierto o falso, lo que digo es que eso no está establecido.

¿Qué pasa si ninguno llega ante el juez?

Cuando se produjeron las capturas de los primeros importadores, el juez resolvió que no podían adulterar la prueba ni había peligro de fuga. Si este grupo no asiste, pues el juez tendrá que disponer la captura, porque ahí están demostrando que evaden al fisco.

¿Cómo avanza el caso de la contaminación en el lago de Amatitlán?

Está avanzando bien la investigación, espero que se puedan tener resultados pronto, solo eso puedo decir, vamos bien. La Línea es la investigación más importante. Es la de más repercusiones, pero no la más importante, cada investigación tiene sus circunstancias. Cuando se descubrió la red de Byron Lima en las cárceles y el grupo interno que estaba a su servicio el gobierno hubiera podido actuar, desafortunadamente no lo hizo. También para los habitantes de Los Amates (Izabal) era muy importante el tema del supuesto narcotraficante Haroldo Mendoza, era casi una liberación a un sector de sometimiento, desafortunadamente el gobierno tampoco actuó. El comisionado tiene más detractores que simpatizantes. Este tema no me mueve mucho, tengo una convicción, en cumplimiento de la justicia, en tratar de contribuir en la lucha contra la corrupción y tengo una responsabilidad que debo cumplir y mientras la cumpla permanezco. Ahora muy pocas personas cuestionan a la CICIG por temas de soberanía. Creo que mayoritariamente son expresiones de respaldo.

¿Hay algo que lo pueda hacer renunciar?

Renunciaría cuando tuviera la convicción de que no es posible hacer más por dificultad, por obstáculos o mi incapacidad o mi impotencia. No estoy cumpliendo un empleo, no es por eso que estoy acá. Si estoy aquí es por mis convicciones de justicia.

¿Es tiempo de transición?

Es un accidente de la vida que haya llegado a la CICIG en una circunstancia específica, que había un grupo de compañeros para hacer determinadas cosas y hubo posibilidades de hacerlas, que hubo fiscales que estaban ansiosos de actuar y con interés de hacer algo por el país y todo eso confluyó y se hizo bien, pero la CICIG no va a permanecer toda la vida en el país, de manera que también tiene que haber conciencia de la transitoriedad y eso interpone la responsabilidad que tienen que tener los guatemaltecos acerca de su futuro, eso debe ser construido por ustedes, nosotros los extranjeros apoyamos, ayudamos y contribuimos pero en nosotros no puede caer la responsabilidad de hacer. Lo del tema de “jueves de CICIG” es una cábala. Es la forma más adecuada por los preparativos que hay que realizar. Cuando hacemos las verificaciones a proceder en tal caso, el fin de semana anterior los compañeros están trabajando, revisando los documentos, las cosas y están organizados en grupos de verificación de personas y de lugares. El martes se le pide al juez la orden de captura, muchas veces el juez la otorga el siguiente día y por eso es que se ejecuta el jueves. Tiene razón de ser por organización, pero también ha ocurrido que hay procedimientos que se han hecho martes o miércoles. Preferentemente se hacen jueves para que quede el viernes hábil porque hacerlas el viernes tiene el problema del sábado.

¿Puede haber una CICIG regional en El Salvador y en Honduras?

Tiene ventajas y desventajas. La posibilidad de actuar en unidad y acción en fenómenos que son comunes por lo menos a estos tres países, pero está la dificultad de las acciones particulares en cada país de que tendrían que ponerse de acuerdo.

¿Cree que existe la factibilidad de que una especie de CICIG investigue casos específicos en algún país cuando no se confía en las autoridades, por ejemplo la desaparición de los 43 estudiantes en México?

Podría ser, lo que ocurre en México con los estudiantes es que hay una investigación independiente que se realiza a través del grupo de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, puede ser una opción en temas específicos, una colaboración que se busque en organismos internacionales cuando se precisa de una investigación independiente. A raíz de la experiencia nacional, varios países han solicitado una oficina similar a la CICIG, aunque en Honduras a ese requerimiento el Congreso le dijo que no.

¿Qué opinión le merece?

Supongo que hicieron una valoración adecuada, no conozco las discusiones que hubieran tenido. Lo que creo es que cada país debe buscar la manera de buscar cómo solucionar sus problemas de impunidad y falta de justicia. En las redes sociales lo citan como Iván “el temible”.

¿Qué opina de ello?

Cuando hay situaciones de tanta impotencia y periodos en los que ya la sociedad como se dice aquí no hay nada que hacer o siempre ha existido el crimen y nos tenemos que someter y hay silencio, casi aceptación, y es como lo natural y lo normal. Y de pronto hay un avance, y alguien asume la responsabilidad de eso y, si la CICIG ha contribuido, significa que el que está al frente lo hace bien y produce resultados. En lo personal no siento ninguna emoción profunda. Háblenos de su futuro.

¿Qué proyectos tiene al terminar su gestión?

Antes de dirigir la comisión estaba dedicado a mi oficina particular como abogado, tengo la aspiración de volver a litigar. Quiero volver a ser litigante en Colombia, tengo el interés de investigar algunos fenómenos sociales en mi país y de seguir actuando en ese sentido. Lo hice varias veces de magistrado en Colombia y nunca me quisieron nombrar titular, fui auxiliar. Es la única aspiración que he expresado, en lo demás no. Uno en la cotidianidad va cumpliendo sus funciones de hombre en el mundo y que las cosas se van presentando, como en 2012, cuando renuncié en la Corte Suprema de Justicia de mi país, no tenía ni sospecha de que iba a saltar acá.

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