FOTOS: La evolución de una comunidad entre las montañas

Hace dos años la Fundación Castillo Córdova empezó el proyecto de desarrollo comunitario integral Tzununá, cuyo propósito es crear, por medio de diferentes ejes de apoyo social, un modelo de crecimiento en diferentes comunidades del interior de la República.

La aldea Tzununá está a 30 minutos de viaje en lancha desde Panajachel, Sololá. Se encuentra en un lugar privilegiado por su ubicación geográfica a la orilla del lago, considerado por muchos expertos como el “más bello del mundo”. Por muchos años estuvo en el abandono y su belleza característica se fue secando al igual que el terreno donde está situado. Sus habitantes comenzaron a sufrir las consecuencias por diferentes adversidades que ponían en riesgo su calidad de vida.

Ante esta necesidad y buscando la manera de apoyar a la población, que se encontraba entre los índices de porcentaje de pobreza total del país, la Cervecería Centro Americana, por medio de su brazo social, la Fundación Castillo Córdova, junto con otras organizaciones, tomó la iniciativa en 2012 de realizar el proyecto Tzununá, con la intención de mejorar la calidad de vida de los pobladores del municipio de Santa Cruz La Laguna, en Sololá.

Los pobladores de Tzununá, Pajomel, Chuitzanchaj, Laguna Seca y Jaibalito están siendo beneficiados por medio de cinco iniciativas o ejes de acción: salud y nutrición, educación, empresarialidad, gestión ambiental y de riesgos e infraestructura.

Cada eje está enfocado en crear un modelo de desarrollo comunitario integral y autosostenible con sentido de empoderamiento local y pertinencia cultural dirigido a los pobladores.

Dos años después de haber iniciado el proyecto, los resultados se han visto en sus diferentes áreas. El de salud y nutrición ha bajado drásticamente los niveles de desnutrición crónica en el lugar y la reducción de muertes por esta causa. El programa lleva a cabo los desayunos escolares que beneficia a más de 500 estudiantes de preprimaria, primaria y secundaria, quienes reciben alimentos de alto valor nutricional y de óptima calidad, preparados por las madres de familia de la comunidad.

Este programa trabaja en conjunto con el de educación, que apoya a estudiantes para recibir una educación de calidad como a padres de familia fuera del aula de clases. Más de 300 personas, la mayoría mujeres, reciben educación gratuita donde aprenden a leer y a escribir así como una formación alimentaria.

“Hemos podido reducir la deserción de varios niños gracias al beneficio alimenticio que se da dentro del aula y esto lo aprovechamos para que puedan educarse y explicarles a los padres el beneficio personal”, explica Nancy Tunay, encargada del eje de educación del proyecto.

Como parte del programa de gestión ambiental y riegos se han implementado diferentes formas de mejorar los alrededores y aprovechar los terrenos para que los habitantes se interesen en una nueva forma de comercialización agrícola. Entre estos están la cosecha de tomates, albahaca y de nuevos productos como el chile pimiento, el champiñón y el café para que la comunidad tenga nuevas oportunidades de desarrollo.

Para esto se está capacitando a los pobladores para que se interesen en crear sus propios viveros de microtúneles y utilizar sus terreros para sembrar este tipo de productos alimenticios. “Hasta el momento se tienen seis en el área, pero se espera que varias empresas se interesen en estas producciones de productos orgánicos para que se puedan llevar más de este tipo de negocio”, comentó Gilberto López, encargado del eje de gestión ambiental, riesgos y productividad.

Este programa de desarrollo ha cambiado la vida de un pequeño grupo de habitantes en Guatemala, ha mejorado su infraestructura, generado empleos, educación y alimentación, y los pobladores han prosperado en diversas actividades productivas. Es una iniciativa que busca que se replique en otras comunidades para darles un beneficio tanto social como emocional.

 

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